martes, 23 de mayo de 2006

Socialismo o Barbarie: Utopismo Socialista y Marxismo (II)

Proseguimos sintetizando los nexos entre utopismo socialista y marxismo. Expresa Federico Engels: “donde más descuella Fourier es en el modo de concebir la historia de la sociedad. Fourier divide toda la historia anterior en cuatro fases de desarrollo: el salvajismo, la barbarie, el patriarcado y la civilización, fase ésta que coincide con la actualmente llamada sociedad burguesa.” Aunque el autor dice partir de Morgan, los “estadios prehistóricos de la cultura” que Engels presenta en El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado (salvajismo, barbarie y civilización), son sustancialmente los mismos de Fourier. La conexión es evidente.

Cuando el utopista francés, fiel a su concepción histórica de las fases, considera que la civilización capitalista tendrá su final y dará paso a otra organización social, adelanta una de las más firmes tesis del Materialismo Histórico. Esa idea se vincula no sólo a la concepción de las fases. Tiene que ver también con la amplia y profunda crítica que formula el capitalismo, crítica que lo condujo a afirmar: “mi objetivo no es mejorar el régimen de civilización, sino destruirlo”. Este planteamiento se asocia a la idea siguiente: “el movimiento social contradice al estado estacionario; tiende al progreso. Toda sociedad lleva en sí la facultad de engendrar la siguiente”; lo cual es deseable, ya que “no hay que esperar pues, la salvación más que por la salida de la civilización, en busca de una sociedad menos viciosa.” Es indudable que todo esto se emparenta con la idea central marxista según la cual el socialismo surge del seno del capitalismo.

Igual nexo socialismo utópico-marxismo existe en la definición fourieriana de la esencia del hombre como el conjunto de las relaciones sociales. No otra cosa puede decirse de la trascendencia cimera que el socialista francés atribuye al trabajo. Esta trascendencia tiene eco sustantivo en el marxismo en tal forma que el gran compañero de Marx, hablando del trabajo, sostiene lo siguiente: “es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, podemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre”: Y ¿quién puede dudar que una de las columnas vertebrales de El Capital es el análisis de la relación trabajo-capital?

La tesis del capitalismo como factor de la miseria popular, propia del materialismo histórico, también tiene su antecedente en el utopismo. Es lo que sostiene Fourier al aseverar: “todo es vicioso en el sistema industrial, no es, en cualquier sentido, más que un mundo al revés. La pobreza surge en la civilización de la misma abundancia”. Principios y aspectos de la dialéctica también emparentan el utopismo con la interpretación marxista. Dice Fourier: “no hay equilibrio sin fuerzas opuestas…. Esta acción contrastada es ley universal de la naturaleza”. Esa es, así mismo, una de las ideas básicas del materialismo dialéctico.

Otra conexidad aparece en las críticas de Fourier a los derechos fundamentales del hombre en la sociedad capitalista. Veamos lo que sostiene sobre la libertad: “en cuanto a la libertad política y social, toda clase pobre está enteramente privada de ella y obligada a esclavizarse en los trabajos asalariados que encadenan tanto el alma como el cuerpo”. Es bien sabido que lo mismo leemos en la interpretación marxista de tales derechos.

En la sociedad que postula Fourier es superada la contradicción entre ciudad y campo y también la relativa entre trabajo manual y trabajo intelectual, tesis que reaparece para la sociedad prevista por Marx y Engels.

En fin, cuando Fourier hace depender los fenómenos sociales de los hechos económicos asoma la teoría de la relación base y superestructura.

Ramón Losada Aldana Cantarrana1700@cantv.net

No hay comentarios.: