martes, 25 de noviembre de 2008

El cristianismo de Jesús

La persona histórica de Jesús de Nazaret emplea un discurso y una praxis que entra en contradicción con el sistema establecido. El discurso implica la reivindicación de los excluidos y promete una época de justicia venidera, pero esa promesa se anticipa con acciones liberadoras como curaciones, gestos y palabras de perdón, y milagros relacionados a la provisión de alimentos.
Ciertamente que las palabras de reivindicación de los excluidos, como mujeres, niños y enfermos, eran asumidas por el sistema opresor (alianza religiosa-política) como una provocación. El sistema anti-feminista (patriarcal) permitía la explotación de los niños, no se hacía responsable de los enfermos (empleaba la idea que la enfermedad era producto del pecado) ni de los más débiles.
Era una sociedad profundamente religiosa pero totalmente alejada de Dios. Mientras que la palabra y las acciones de Jesús de Nazaret molestaban y provocaban la intriga de las élites del poder civil y religioso, en las multitudes desfavorecidas producían ánimo, alegría y esperanza.
En contraste con los mandatos y leyes impuestas por los maestros de la ley para dominar al pueblo, las palabras de Jesús traían alivio. Las Bienaventuranzas representan parte del proyecto de gobierno de Jesús de Nazaret; su contenido reivindica por medio de la bendición (por ejemplo, “bienaventurados los pobres”) a los destinatarios del mensaje, y promete una transformación de su situación de injusticia (“porque de ellos será el Reino de los cielos”). Esto constituye una verdadera protesta ante el discurso religioso conservador de la época y aún de nuestros tiempos, cuando se predica a la gente que la pobreza en la que vive es producto de su propio pecado o es designio de Dios. Y, se pretende justificar la riqueza de unos pocos como el resultado de la voluntad de Dios, o como un privilegio divino, en vez de exponerlo como un crimen de falta de solidaridad.
Martín Zapata

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Cristianismo y Socialismo

¿Qué es cristianismo? ¿Cuáles son los aspectos esenciales del pensamiento cristiano desde una perspectiva liberadora?
El pensamiento cristiano tiene como característica la coherencia entre el mensaje y la práctica. Posee un profundo sentido esperanzador, no es de resignación ni de conformismo ante las situaciones de la vida. El cristianismo es liberador porque es profundamente humano. La propuesta de Jesús de Nazareth no se circunscribe al teocentrismo religioso, puesto que el camino para llegar a Dios es el Hombre y no es Dios por sí mismo. Es la opción por las realidades humanas la que lleva al horizonte: el reino de Dios y su justicia.
Otro aspecto es que la opción cristiana supone acciones políticas concretas para la transformación de las situaciones de injusticia, y estas acciones se convierten en protesta ante la autoridad y el status quo.
Desde la óptica liberadora, el cristianismo tiene como opción política preferencial a los pobres y a los que se encuentran en la periferia de la sociedad. Es un proceso de inclusión social que permite, por decirlo de alguna forma, la nivelación social. Y para que exista nivelación se requiere del desprendimiento de las riquezas y colocarlas al servicio de la comunidad, de manera de poder experimentar la igualdad fraterna.
¿Cuáles son los aspectos vinculantes con el socialismo? De los que se han mencionado aquí, todos son vinculantes. El socialismo, al igual que el cristianismo, es un pensamiento que tiene como orientación al hombre. El socialismo tiene como finalidad la construcción del Hombre Nuevo. La práctica de la justicia social entendida como distribución de la riqueza y de los recursos materiales converge con el principio de justicia social desde la fraternidad que plantea el cristianismo.
Por tanto, nosotros los cristianos, al asumir ideológicamente el socialismo, sólo queremos explicitar la práctica de la fe en dimensiones concretas e históricas. No nos dejemos engañar con manipulaciones.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Periodistas con chaleco de observadores

Uno de mis ejercicios favoritos es imaginar escenas de lo que sucedería si ciertas peticiones fuesen aceptadas. En los últimos días he hecho este ejercicio respecto a la solicitud del presidente del Colegio Nacional de Periodistas, William Echeverría de que él y sus colegas sean acreditados como observadores del proceso electoral del 23N.

La primera escena que armé en mi cochambrosa mente fue la de la simpatiquísima señora Colomina, ataviada con un chaleco de esos que tienen muchos bolsillos, con la leyenda “observador” en la espalda, exigiendo recontar por quinta vez los votos de una mesa en la que han ganado Jorge Rodríguez y Aristóbulo Istúriz. “¡Qué descaro, santo Dios, esto es un fraude monstruoso!”, berrea la dama mientras es entrevistada por otros 85 periodistas-observadores allí presentes y, por el periodista-observador Leopoldo Castillo, vía microondas, desde la sede del canal-observador Globovisión.

Con morbosidad me figuro las caras de los miembros de mesa y los funcionarios del CNE y del Plan República, al borde de la histeria –o del suicidio- después de tantos reconteos y, sobre todo, luego de haberse calado a semejante cacatúa desde las 6 de la mañana.

También en mis fantasías, he visto al editor-observador Miguel Henrique Otero, anunciando que con los testimonios de todos los muy neutrales veedores, acudirán a demandar al rrrégimen ante la OEA, la ONU y la Federación de Planetas de la Vía Láctea.

Suspendo mis lucubraciones para preguntarme, en serio, si este Echeverría es así de ingenuo o un cínico perdido. ¿Será que él realmente cree que los periodistas se han comportado en los últimos años de una manera tal que genere la confianza necesaria para que alguien sea designado supervisor de unas elecciones? ¿O será que se presta a una maniobra tan burda de su patrono-observador, Alberto Federico?

¿Será que este licenciado no le echa una mirada a los otros programas del canal de televisión donde él trabaja? Porque cualquiera que se haya expuesto aunque sea diez minutos a la radiactividad de -por sólo mencionar un caso- Nitu Pérez Osuna, debe estar convencido de que personas como esa dama no pueden ser calificadas nunca como “observadoras” de proceso político alguno en Venezuela, ni siquiera de la elección de una reina de fiesta patronal.

Le concedo el beneficio de cierta duda a Echeverría porque es uno de los pocos periodistas opositores que hace algún esfuerzo por darle a sus entrevistas alguna apariencia de objetividad. Pero, cuando hace estas jugadas, siento que es –como hubiese dicho el Musiú Lacavalerie- otro más de la familia. Es obvio que si el CNE aceptase su delirante propuesta, los disociados comunicadores sociales opositores no harían más que montar otro de sus deplorables show de telepolítica.

No creo que ninguno de los periodistas que han tenido alguna notoriedad en los medios en los últimos años, pueda ser considerado como un “observador”. Y conste que no me refiero sólo a los antichavistas que seguramente correrán en tropel a anotarse en las listas del CNE para que les den su credencial. Tampoco creo que ese papel les calce a un Alberto Nolia o una Tania Díaz. Siempre, uno de los dos bandos los considerará zamuros cuidando carne. Cuando los vean con esos chalecos de observadores, de un lado y otro dirán: Me extraña, porque te conocí sin mangas.

José Pilar Torres

martes, 11 de noviembre de 2008

EL Pueblo no se rinde

Construir y hacer un proceso de liberación nacional nunca ha sido fácil, y menos en América Latina, donde las oligarquías siempre se han aliado en bloque para evitar los cambios, apoyadas por sus aliados históricos, como la Iglesia, las instituciones educativas privadas, los poderes financieros y los dueños de los grandes medios de producción. Y ahora debemos sumarle a los medios de comunicación, como el instrumento forjador y manipulador de la opinión pública.

El Pueblo tiene allí a sus mayores enemigos, a sus depredadores y explotadores natos y permanentes, aquellos que utilizan el capital para mantener el dominio económico y la alienación de la conciencia. El difícil camino de la independencia plena pasa por procesos simultáneos de dominio y control de los medios de producción y de formación ideológica y ética. Control de la estructura productiva y firmeza ideológica son la vía para evitar que las exigencias y los sacrificios que implica un cambio político y social nos hagan decaer y perder el compromiso en la lucha.

Hay que estar claros: los enemigos del pueblo alimentarán antivalores, promoverán actos terroristas, sabotaje, matrices comunicacionales, desabastecimiento de alimentos, paros y angustia colectiva para producir el caos y la desesperación. En América Latina ese es el patrón del actuar político que ellos siguen, carentes de principios éticos.

Crear conciencia social y de lucha es el reto, es la difícil misión para que el pueblo no se rinda, deje de participar, se quede en casa y se preste para el chantaje. Así atemorizaron a los chilenos en tiempo de Allende, así hicieron con la Nicaragua Sandinista y lo intentaron con Cuba, pero allí la revolución hizo entender al pueblo que la dignidad no se negocia ni se rinde.

¿Estamos nosotros dispuestos en ser asta de nuestras propias banderas? O caminar como corderos mansos llevados al matadero. Un pueblo con conciencia no tiene marcha atrás.

Martín Zapata

lunes, 10 de noviembre de 2008

Una tesis sobre el arte de la antinoticia


La hija de un buen amigo, estudiante de Comunicación Social, andaba buscando un tema para su tesis de grado. La semana pasada lo encontró. Ella analizará cómo hicieron los medios privados venezolanos para que fuera más noticia la victoria de los Filis de Filadelfia que el lanzamiento del primer satélite nacional.

Será una tesis sobre malabarismos, claro. Porque para negarle el puesto salidor a un acontecimiento de esa envergadura y dársela a cualquier otra cosa, se requiere ser grandeliga en el arte de la manipulación.

La hija de mi amigo me mostró los primeros apuntes para su proyecto. Allí indica que, en cualquier parte del mundo, cuando un hecho ocurre por primera vez ya tiene ganada buena parte de la carrera para ser calificado como noticia. Para poner un ejemplo del mismo género espacial, cuando la Unión Soviética colocó en órbita al cosmonauta Yuri Gagarin o cuando Estados Unidos puso sobre la Luna a Neil Amstrong. A nadie se le hubiese ocurrido relegar tales temas a un segundo plano.

En el caso que nos ocupa, no cabe la menor duda de que era una primera vez. Hasta ahora, Venezuela no había lanzado al espacio “ni siquiera una alpargata”, como decía la señora Julieta, una maestra de mi escuela, por allá en los años 70. ¿Entonces, por qué no se le dio el lugar que merecía? ¿Será que esta gente no sabe nada de noticia o será que, adrede, practican la antinoticia?


La tesista también analizará por qué no funcionó otro factor universal del periodismo: la proximidad. Los periódicos, los noticiarios de todo el mundo, le dan preferencia a los temas que estén cercanos a su público. Por ejemplo, supongamos que un día hay dos incendios, uno en Catia y otro en el Bronx, cada uno con diez heridos y un edificio destruido. Lo natural es que los periódicos de Caracas le den más importancia al incendio de Catia y los diarios de Nueva York, al del Bronx. En la pugna entre el satélite Venesat 1 versus los Filis de Filadelfia por las primeras páginas venezolanas, este principio general del periodismo no operó. Ganaron los Filis.

Mi amigo, su hija y yo nos preguntamos ¿cuántos fanáticos tendrán los Filis por estos lares, si, además, es uno de los pocos equipos de Grandes Ligas que carece de talento venezolano en su róster?

Quien no entienda lo absurdo de la situación, trate de ponerla al contrario: ¿Se imagina usted un diario de Filadelfia que al día siguiente de ambos acontecimientos hubiese abierto su edición con la noticia de que Venezuela lanzó su primer satélite de telecomunicaciones y dejado en un lugar muy secundario la victoria del equipo de la ciudad sobre los Rays de Tampa Bay en la así llamada Serie Mundial? Yo no me lo imagino, no creo que haya en Estados Unidos un jefe de redacción tan necio.

La pichoncita de periodista añade otro elemento: en los diarios no especializados en deporte rara vez una noticia deportiva es colocada sobre una de información general, política o económica. Para que ello ocurra, tendríamos que estar en presencia de una verdadera hazaña, digamos, exagerando un poco, que la Vinotinto le metiera 5 a 0 a Brasil en el Maracaná.

La futura licenciada adelanta ya la conclusión de su trabajo de grado. Estos medios, a fuerza de ser antirrevolucionarios, antichavistas y antivenezolanos han terminado por ser también antiperiodísticos.

José Pilar Torres

domingo, 2 de noviembre de 2008

El azote del barrio La Prensa

El periodismo venezolano es como un barrio bravo: la mayoría de quienes allí viven son gente buena, trabajadora. Pero mandan los malandros.

Y entre la gran variedad de lacras que allí pululan, Rafael Poleo es el azote.

Hasta los otros delincuentes de esta barriada de alta peligrosidad le tienen auténtico terror. Algunos editores, que se ufanan de enfrentarse día a día con el “rrrégimen”, sufren ataques de culicardia aguda cuando este hombre da señales de querer dedicarles algunas de sus mordidas tóxicas. No es para menos, ellos saben de lo que es capaz.

Cualquier habitante del barrio La Prensa está consciente de esto. De allí que resulte asombroso que el ministro Andrés Izarra se haya sorprendido tanto por las barbaridades que un personaje tal vomitó en la televisión.

Si fuera la primera vez que lanza semejantes invectivas, hubiese sido comprensible la indignación del funcionario. Pero la experiencia de Poleo en ese tipo de operaciones psicológicas mediáticas -con sello de la CIA- se remonta a tiempos en que el ministro aún tomaba tetero. O tal vez antes.

En verdad, da cierto frío en la baja espalda el pensar que nos enfrentamos al azote del barrio con una actitud de señorita ofendida.

Para responder al vómito de Poleo, al ministro Izarra no se le ocurrió mejor cosa que ir a quejarse al programa de Vanessa Davies, llegando al extremo surrealista de clamar ante CONATEL para que haga algo.

“Alguien debería recordarle a este muchacho que él es el ministro”, comentaban, en programas de radio, ciertos chavistas irredentos.

“Forme un comité de usuarios, amigo Izarra, y vaya a presentar su queja contra los deplorables moderadores de Globovisión y sus maléficos entrevistados. Esa es la vía de la Ley Resorte”, dijo, en tono sarcástico, uno de esos oyentes participativos.

Lo triste de estos episodios es que muchos revolucionarios terminan reivindicando los usos y abusos de la IV República o los del imperio.

Por ejemplo, en el Vagón de la Dignidad del metro de Caracas, un caballero de la tercera edad afirmaba que si Poleo hubiese dicho algo ligeramente parecido acerca de Betancourt, aún estuviesen haciendo pruebas de ADN para tratar de encontrar su calavera en alguna fosa común.

Otro de los viajeros de los puestos azules dijo que, sin ir muy lejos en el tiempo, el doctor Caldera en su segundo gobierno mandó a meter preso a un astrólogo por predecir su muerte, aunque no lo hizo en un programa de TV sino en una reunión privada. Calcule usted qué le hubiese pasado al azote.

Un tercero rememoró que, en tiempos en que ambos eran machos alfa, Poleo tuvo la audacia de disputarle una amante a Carlos Andrés Pérez y éste lo amenazó con mandarlo a secuestrar, violar y dejar en pelota en la avenida Urdaneta, a plena luz del día. Poleo, según el comentarista espontáneo, hizo apresuradamente una maleta y huyó del país.

Otro participantes de la tertulia subterránea opinó que si alguien en Estados Unidos pronostica que Bush terminará muerto y colgado de las patas, ni bien acabe de decirlo, llegará un equipo SWAT a llevárselo preso a punta de culatazos, acusado de terrorismo.

La moraleja de los señores es que ante semejante malandro viejo, lo mejor que puede hacer el mozo Izarra es guardarse temprano en su casa. Coja consejo, muchacho, mire que este barrio es muy peligroso.

José Pilar Torres