martes, 5 de septiembre de 2006

Hablemos de insultos

(Artículo publicado originalmente en Todosadentro, sábado 2 de septiembre de 2006)

Se ha puesto de moda denunciar el insulto y presentarse públicamente como una pobre víctima de la lengua cochina del adversario. Yo, que soy copión desde mi etapa de preescolar, no pienso quedarme atrás.

Hablemos de insultos. Por ahí hay una gente ofendida porque le dijeron clase media embrutecida y putrefacta. Yo los comprendo porque vengo de un barrio pobre, de modo que pertenezco a la clase popular. En estos últimos años he leído y oído decir –casi a diario- que los de mi clase somos escoria, chusma, horda, vagos, mantenidos, parásitos, ladrones, corruptos y chulos de los programas sociales.

Hablemos de insultos. Por ahí hay una gente que dice que el alcalde Barreto está instigando el odio político contra ellos. Yo los entiendo porque con mucha frecuencia, debido a mis simpatías políticas, se me ha señalado como asesino, terrorista y sicario, todo ello a pesar de que en mi vida -salvo un perro que atropellé sin querer en una autopista- jamás he matado a nadie.

Hablemos de insultos. Un analista deplora que en los medios estatales se haya dicho que para el acto de Manuel Rosales en Caracas trajeron 300 autobuses desde Maracaibo. Yo me siento identificado porque suelo asistir a las actividades políticas convocadas por los movimientos revolucionarios. Lo hago sin que nadie me obligue y sin recibir nada a cambio. Pero un monseñor juró que me pagan 200 mil bolos y un diario muy prestigioso dijo que yo iba a los actos de masas del Presidente porque me daban un bollo de pan y una carterita de ron.

Hablemos de insultos. Unos alcaldes denuncian que se pretende destruir su liderazgo con difamaciones e injurias. Yo los comprendo porque al máximo dirigente de la tendencia política con la que simpatizo, le han llamado, entre otras lindezas, Mico mandante, mono mayor, orangután y gorila.

Hablemos de insultos. Un periodista-opinador dice que a los alcaldes de Chacao y Baruta los persiguen porque son muy trabajadores. Yo entiendo su punto porque he visto como –por sólo mencionar un caso reciente- al nuevo canciller de la República le han sacado a relucir su “vergonzoso” pasado laboral. Le dijeron autobusero.

Hablemos de insultos. Escuché a un defensor de la libertad de expresión diciendo que en programas como La Hojilla y Los Papeles de Mandinga deben ser cerrados porque ofenden a la dirigencia opositora. Estoy de acuerdo, pero el mismo día que cierren todos los programas donde se ofende a la dirigencia revolucionaria. Anticipo que en algunos canales van a necesitar mucha programación de emergencia. Menos mal que tienen a Tom y Jerry.

José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com

No hay comentarios.: