martes, 26 de septiembre de 2006

Te lo juro por las nalgas de María Conchita

(Artículo originalmente publicado en Todosadentro, sábado 23 de septiembre de 2006)

Me dijeron que la razón por la cual María Conchita se presentó de pie en todas sus apariciones en televisión para apoyar a Manuel Rosales, es que recientemente se sometió a una operación para ampliarse las nalgas.

“Cuando una se hace las nalgas debe pasar dos meses sin sentarse”, me explicó una amiga, que algo sabe de eso porque está pensando seriamente en una liposucción (en la barriga, porque de nalgas –dicho sea de paso- está cheverona).

No es que quiera convertir este humilde rincón de Todosadentro en una columna de trivialidades. Lo que ocurre es que el asunto me pareció muy simbólico. Estos intríngulis son muy propios de nuestra oposición tan dada a lo mediático y a lo cosmético. O, como diría Mario Silva: “¡Esto es culpa de Osmel!”.

La contrarrevolución es fiel creyente de que todo puede ser modificado mediante el intervencionismo, sea éste yanqui o de cirugía estética. Si te falta carne en los glúteos puedes ensanchártelos con silicona y seguro que te quedan como los de Jennifer López. ¡Upa, cachete! Si te falta liderazgo, contratas unos asesores que te enseñen unos truquitos infalibles y serás ídolo de multitudes.

Un amigo que compartió el chisme del remozamiento de pompis de nuestra estrella de Hollywood, interpeló a la informante. “Si no pueden sentarse por dos meses, ¿cómo hacen sus necesidades?” (bueno, el uso otra expresión, pero qué más da). Y la candidata a la lipo se escabulló horrorizada: “¡Con ustedes no se puede hablar seriamente!”, lamentó.

Días después me puse a escuchar los argumentos de María Conchita para respaldar a Rosales y comprendí perfectamente que haya decidido tener unas posaderas mejores. Las necesita.

En la Sala Situacional que mis amigos y yo hemos armado en una tasca para atender las contingencias de la campaña, analizamos el tema. El Analista 1 –o sea, mi compadre- advirtió que entre lo de “¡atrévete, salte del clóset!” y apoyos como los de María Conchita, pronto la campaña de Rosales va a ser gozadera pura por lo que, tal vez, gane.

El Analista 2 –o sea, el barman- agregó otro elemento digno de considerar: si el propio candidato Rosales se hizo cirugía plástica para perfilarse la nariz, quién quita que siendo presidente le dé por operarse las que te conté y, en tal caso, ¿cómo puede un jefe de Estado pasar dos meses sin realizar el gesto de poder más característico de todos los tiempos: colocar su honorable trasero en la silla de Miraflores? Ahí sí que se nos puede presentar un vacío de poder.

Finalmente, el Analista 3 –que soy yo-, luego de tan geniales planteamientos, lanzó una reflexión más bien prosaica. “Hay que tener bríos, señor Rosales –dije-. Mire que ponerse a hablar de encuestas puyadas cuando a uno lo respalda María Conchita con nalgas recién hechas”.

José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com

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