(Publicado originalmente en Todosadentro del 08-07-06)
El Cura Calderón es uno de los dirigentes políticos más subestimados del país. En contra de lo que muchos piensan, es inteligentísimo. ¿Una prueba? Bueno, es el único que se ha dado cuenta de que es posible denunciar al “rrrrrégimen” ante la comunidad internacional por su malévolo empeño de intervenir en las elecciones internas de la oposición.
Los que no son tan sagaces como El Cura consideraron ridículo que se presentara ante la Organización de Estados Americanos a denunciar que voceros del Gobierno habían cometido el abuso de opinar acerca de esa novela por entregas que son las elecciones primarias de los opositores. Un amigo antichavista me dijo: “¡Caramba!, está bien que lo denunciemos cuando se mete en las elecciones de Perú o de Nicaragua, pero no podemos negarle el derecho a fregarle la paciencia a sus adversarios internos”, me dijo, demostrando que es un opositor sensato pero poco astuto.
En cambio Calderón fue capaz de ver más allá de los árboles. Vio el bosque. La oposición no es, en rigor, una fuerza venezolana, sino una franquicia multinacional, un desarrollo endógeno patrocinado por el embajador Brownfield, un lobby de intereses foráneos… qué se yo. De manera que El Cura tiene razón: ¿con qué derecho salen José Vicente o Willian Lara a meter sus cucharas en ese asunto extranjero? No se les puede permitir y deben ser denunciados por injerencia en cosas que son privativas de otros países.
Las brillantes declaraciones del dirigente de Copei (sí, aún existe Copei) han permitido salirle al paso a la sospecha que comenzaba a cundir en algunos círculos: que la oposición era tan inepta, pero tan inepta, que no necesitaba, en realidad, enemigos.
Sin duda se trataba de una matriz de opinión gestada en los laboratorios de guerra sucia del Gobierno, asesorados por el G2 cubano, con la finalidad de destruir la moral de las huestes antichavistas. Gracias a El Cura, quedó claro que el tejemaneje de las primarias suspendidas fue una jugada de la dictadura y no –como se ha dicho- el producto de que los adversarios de Chávez no tengan la menor idea de en qué palo ahorcarse.
El Cura desmontó la malvada tesis y puso el acento donde debe estar, en la infinita ambición de quienes, no conformes con haber ganado dos comicios presidenciales, dos referendos y no sé cuántas elecciones más, pretenden meterse en las primarias de la oposición y ganarlas también.
¿Se convencieron ya de que El Cura es inteligentísimo?
José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com
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