domingo, 11 de octubre de 2009

Construir la democracia participativa

Todo proceso de transformación histórica en términos políticos requiere de: Paciencia Histórica y Trabajo en Colectivo.
Tanto la paciencia histórica como el trabajo en colectivo necesitan profundizar en la clarificación ideológica de nociones sobre el hacer y las visiones del mundo, igualmente es importante la revisión de modelos políticos que en la práctica histórica o del día a día interprete los fracasos, el alcance de las acciones y el dominio de nuevas técnicas; así se podrán obtener estrategias y lograr objetivos.
La democracia participativa debe ser entendida como un espacio geopolítico e histórico donde todos los ciudadanos, bien sea a partir del accionar en los movimientos sociales de base, en las alternativas formas de gobierno local, en los ambientes convencionales (escuelas, fábricas, instituciones y empresas) y desde los cargos de elección popular, puedan aportar experiencias, definir propuestas, diseñar planes y proyectos, comprender procesos, debatir ideas, buscar soluciones y generar programas que incidan en la creación de nuevas realidades que real y sustancialmente puedan garantizar verdaderos y distintos modelos socio-culturales, económicos y de organización.
Construir una democracia participativa es el gran reto de un proceso revolucionario; pero para que ésta se produzca es necesario atender a las demandas de las bases, no perder de vista la valoración de la riqueza de aportes de los movimientos sociales y populares y es esencial, sentir el palpitar de la gente e involucrarla ante todo, en la solución de sus propios problemas y convertirlos en partícipes del modelo de país y sociedad que se desee alcanzar.
Todo esto se podrá lograr sólo con la conciencia política que nace y se forja a partir de la batalla ideológica y de la actitud autocrítica y crítica, con la convicción que mientras más participación exista, más posibilidad real habrá de genuinos cambios.

Martín Zapata

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