martes, 6 de febrero de 2007

Una caterva de forajidos quiere su mesa de diálogo

(Artículo originalmente publicado en Todosadentro el 03-02-07)

Todo el mundo dice que son chavistas, pero a mí el comportamiento de los buhoneros y los motorizados me resulta de lo más parecido al de la dirigencia de nuestra inefable oposición. Si quieren una prueba, piensen en una gente que comete toda clase de tropelías y desaguisados y cuando la autoridad intenta meterlos en cintura asumen poses de víctimas, claman por democracia, libertad y derechos humanos.

De los buhoneros y su particular visión de la garantía constitucional del trabajo, ya hemos tenido bastantes muestras en las primeras semanas del año. Más recientes son las incursiones reivindicativas de los motorizados, una caterva de forajidos –como muchos de los líderes opositores- que regularmente no reconocen los derechos de ningún conciudadano, ni la autoridad de ningún funcionario. ¿Cómo es que alguien con esas características osa quejarse de algún maltrato y reclamar respeto? No me jorobes.

En días pasados, un enjambre de motorizados manifestó su inconformidad con una medida que prohíbe la circulación de estos vehículos por las autopistas. La disposición aún no era oficial, pero –igual que los opositores- ellos protestan por anticipado. Invocaban el derecho a la libre circulación y su condición de honrados padres de familia para exigir “una mesa de diálogo”.

Esta última expresión –tan escuálida ella- me quedó dando vueltas en la cabeza. Recordé todas las veces que he visto a pandillas de estos bárbaros atacando con cobardía, alevosía y agavillamiento (en grupos de quince o veinte) a un solitario conductor –o peor aún, solitaria conductora- de automóvil, luego de algún estúpido incidente, la mayoría de las veces causado por ellos mismos, por sus abusos e imprudencias. ¿Es que en esos casos que ocurren a diario en las calles de Caracas, con impunidad total –otro rasgo que los asimila al opositor clásico- las hordas de malnacidos que así proceden dejan algún margen para el diálogo?

A mí que no me vengan ya con cuentos. Sé que son producto de años de caos, despelote, desorden y crisis. Sé que son hijos de la anomia social de los 40 años y tal. Aceptado, pero a cuenta de los traumas que estos seres han sufrido en sus duras vidas, toda la sociedad no tiene que verse obligada a tolerar indefinidamente conductas a todas luces delictivas, irrespeto a las normas de convivencia ciudadana y actos de barbarie que nunca reciben castigo, como si se tratase de golpistas preñados de buenas intenciones.

Es malo generalizar, pero –igual que ocurre con la dirigencia opositora- resulta inevitable juzgar al conjunto de este gremio por la conducta de la cáfila de facinerosos que cada día hacen de Caracas una ciudad más anárquica y bizarra. Los líderes de semejante manada de bestias deberían comenzar por exigirles a todos que aprendan a comportarse como “padres de familia y honrados trabajadores”. Cuando eso se logre –yo estimo que será hacia el 2021-, podremos montar la fulana mesa de diálogo.

José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com

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