sábado, 7 de octubre de 2006

El Hombre Orquesta


En plazas públicas, calles o bulevares de nuestra ciudad capital nos topamos con cierta persona que ya se ha hecho popular y a primera vista nos causa risa por su extravagancia.

Por su fisonomía se deduce que proviene de nuestra cordillera andina, pero lo extravagante no es su físico, sino la manera como desempeña su oficio de distraer, sobre todo a nuestros niños, mediante la ejecución, a una sola vez, de varios instrumentos como lo son: un pequeño tambor, un pito, un cencerro, dos platillos, tres sonajas, dos charrascas, una armónica y, además, nuestro popular cuatro y se auxilia de un pequeño megáfono a baterías; es él a quien la gente reconoce como la nueva versión de "El Hombre Orquesta".

Pero los méritos de nuestro personaje no terminan allí, pues el mismo ha confeccionado y elaborado la silla donde se sienta cuando ejecuta su acto y una especie de escenario en el cual está una pequeña pareja de títeres, representando a un hombre y a una mujer, también diseñados y elaborados por nuestro amigo, los cuales mediante hilos, resortes, elásticas, rodillos y con el mejor aprovechamiento del movimiento y la energía humana bailan al son que le toquen.
Pero la destreza de nuestro artista continúa fluyendo cuando canta nuestros sones populares y, como si fuera poco, también interpreta, de manera jocosa, sus propias composiciones musicales.
Por lo anteriormente relatado, queda en evidencia una de las tantas alternativas sanas y creativas de las cuales se vale la gente para enfrentar la crisis económica, porque, además de divertir, nuestro titiritero, carpintero, músico, compositor, pintor, cantante e ingeniero sobrevive con los aportes en dinero que le hacen los viandantes.

Lo más resaltante de todo esto es el poder creativo del pueblo. ¿Será por esto por lo cual se eliminaron las escuelas industriales en nuestro país? ¿Por esto será que se crearon las condiciones para que hoy día veamos despectivamente las artes y los oficios? ¿No será a este poder creativo a lo que tanto temen las clases dominantes nacionales y extranjeras? Unas por ser productoras y las otras por ser importadoras de cualquier tipo de bienes, desde productos alimenticios, bienes de producción, hasta cualquier tipo de baratija.
Noel Martello snoels@cantv.net

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