En el Antiguo Testamento el histórico rey Salomón es presentado como un gran gobernante y un extraordinario sabio. Esa distinción le viene dada por la capacidad de saber tomar decisiones, comunicarse de forma sencilla con el pueblo y por la estrecha relación que guardaba con Dios.
La sabiduría es comprendida como uno de los siete dones del Espíritu Santo, y consiste en la capacidad de entender la historia y las adversidades que surgen en el caminar de la vida.
En el Nuevo Testamento, la sabiduría es reservada por el Dios de Jesucristo a los más sencillos. Jesús les da a los apóstoles como norma, que nadie se crea más que nadie y que las decisiones y las posiciones ante la vida se tomen siempre de común acuerdo. La sabiduría está enraizada en una profunda actitud de humildad que vence todo tipo de soberbia.
Los verdaderos sabios son aquellos que nunca se engolosinan cuando se les reconoce o se les exalta. También son quienes apuestan por el bien común y por la justicia. La sabiduría nace de un hondo proceso de donación y apertura a los semejantes en contraposición al egoísmo.
Los hombres más emblemáticos de la intelectualidad, no les gusta llamarse sabios ni intelectuales, sino que andan en la búsqueda de la verdad y en una permanente sintonía con el momento histórico y la realidad social.
Me llama la atención como en días pasados, unos intelectuales primero acepten ser clasificados de derecha y luego se presten para ser tarifados (se ponen un precio) en eventos mediáticos. En tal sentido diría el vicepresidente de Bolivia: “Intelectuales fracasados y pasados de moda”. Cualquier escenario para alimentar el ego, bienvenido sea para su causa.
Ojalá que siempre estén abiertos los espacios para el diálogo de la verdad y sujeto a las críticas para crecer. Cualquiera que sea el bando ideológico al que se pertenezca, el único criterio de lealtad debe ser el bien de todos y la justicia social.
La sabiduría es comprendida como uno de los siete dones del Espíritu Santo, y consiste en la capacidad de entender la historia y las adversidades que surgen en el caminar de la vida.
En el Nuevo Testamento, la sabiduría es reservada por el Dios de Jesucristo a los más sencillos. Jesús les da a los apóstoles como norma, que nadie se crea más que nadie y que las decisiones y las posiciones ante la vida se tomen siempre de común acuerdo. La sabiduría está enraizada en una profunda actitud de humildad que vence todo tipo de soberbia.
Los verdaderos sabios son aquellos que nunca se engolosinan cuando se les reconoce o se les exalta. También son quienes apuestan por el bien común y por la justicia. La sabiduría nace de un hondo proceso de donación y apertura a los semejantes en contraposición al egoísmo.
Los hombres más emblemáticos de la intelectualidad, no les gusta llamarse sabios ni intelectuales, sino que andan en la búsqueda de la verdad y en una permanente sintonía con el momento histórico y la realidad social.
Me llama la atención como en días pasados, unos intelectuales primero acepten ser clasificados de derecha y luego se presten para ser tarifados (se ponen un precio) en eventos mediáticos. En tal sentido diría el vicepresidente de Bolivia: “Intelectuales fracasados y pasados de moda”. Cualquier escenario para alimentar el ego, bienvenido sea para su causa.
Ojalá que siempre estén abiertos los espacios para el diálogo de la verdad y sujeto a las críticas para crecer. Cualquiera que sea el bando ideológico al que se pertenezca, el único criterio de lealtad debe ser el bien de todos y la justicia social.
Martín Zapata
mezapata@cantv.net
1 comentario:
Me gusta esto de que la sabiduría es la capacidad para entender la historia y las adversidades que surgen en el caminar de la vida, pero más me gusta cuando dices la sabiduría nace de un hondo proceso de donación y apertura a los semejantes...
Muchas veces encontramos ambas cosas en las personas, algunas son buenas para entender y pensar la historia pero no participan en ella donándose; otras personas son buenas para hacer y darse, pero no entienden mucho cómo es la historia... todos ellos, más que fracasados y pasados de moda son personas sin valores, sin cordura, sin lógica, sin humanidad, que se creen, como decimos en la Argentina, "el ombligo del mundo"
Gracias por esta reflexión, esperemos que todos aquellos que se "sienten" intelectuales y sabios puedan pensarse desde el lugar del bien de todos y de la justicia social...
Y si alguno de ellos se amarga porque no se siente a la altura de las circunstancias, pues que intente superarse, que por algo somos humanos, con nuestra voluntad, inteligencia, saberes, constancia y amor, por sobre todo esto último, nada está perdido, sólo hace falta reconocerse humanos en-relación con los otros, ni encima ni debajo, juntos... me parece a mí...
Un abrazo y que estén bien
Patricia
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