Tanto el conflicto de Israel-Palestina, como el del Medio Oriente en general, han sido presentados por los aparatos comunicacionales del Imperio y por sus sucursales repetidoras en el resto del mundo como una problemática de índole religiosa y cultural.
El eje que actualmente conforma la región en conflicto, desde tiempos de los imperios persa, mesopotámico, helénico, romano, otomano y actualmente el imperialismo estadounidense –petrolero y de las transnacionales de la guerra, es de suma importancia por su ubicación y por la cercanía, a los grandes yacimientos de petróleo que hay en Irán e Irak.
Al observar con conciencia histórica los últimos hechos de violencia que ha ejercido el Estado de Israel sobre Gaza; la impotencia es el sentimiento que nos envuelve; pero ante una ONU que son apéndices del sistema imperialista, así como ante el silencio temeroso de muchas voces de mandatarios presidenciales, debemos recurrir a la solidaridad expresada en ayuda y a la protesta activa.
Los días del 11 de septiembre, las sucursales comunicacionales del imperialismo de Venezuela colocaban en la pantalla el simbolito del luto activo; esta vez, nada de símbolos, nada de discursos que repudien los hechos, en el fondo son la misma cosa, las mismas manos llenas de sangre de inocentes.
Así como Herodes mandó asesinar a los niños inocentes, hoy el imperialismo está acribillando a un pueblo indefenso. Israel ya olvidó lo que vivió en el holocausto nazi, pareciera que desde hace tiempo se pusieron del mismo lado de sus torturadores.
Pero sabemos que “de cada niño muerto”, como decía Neruda, “saldrá un fusil con balas”; y debe salir en legítima defensa, porque esa paz hipócrita que abogan las voces cómplices del imperio, y los ingenuos, existe sólo en los cementerios. Mientras los pueblos sufran y sean sometidos solo se aboga por la justicia y luego vendrá la paz.
Pueblo de Palestina, Venceremos…
Martín Zapata
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