(Artículo originalmente publicado en Todosadentro del 12-01-07)
Mi vecina la asturiana fue la primera en informarme de que los ADR de la Cantv se habían desplomado. Uno la oye hablando a ella y, de primera impresión puede llegar a creer que es una inversionista de gruesa cartera pero gustos habitacionales excéntricos, pues vive hace 30 años en La Pastora.
Una segunda mirada y ya uno entiende que la señora no hace más que repetir lo que oye.
Para confundirla un poco, grité: “¡Dios mío, se desplomaron! ¿Y fue un atentado? ¿Hay muchos muertos?”. La asturiana se quedó atónita. Me miró con cara de víctima de una cámara escondida y dijo: “Hombre, pero yo tenía entendido que los ADR eran unas acciones de la Cantv que venden allá, en gualestrí”, expresó llena de dudas.
“¡Ah, vecina, pero qué sustos me da usted… yo pensé que habían tumbado la torre de la Cantv de la avenida Libertador!”, riposté, continuando con mi numerito.
“Sí, mire usted que ha bajado tanto de precio que hizo aumentar el riesgo país”, me soltó, ya más confiada, con aire de confidencia.
“¡Vecina, usted como que está estudiando Economía, porque ese tipo de análisis yo se los he oído únicamente a Francisco Faraco y a Orlando Ochoa!”, le comenté.
La señora mostró cara de satisfacción, como si le hubiese dicho el mejor cumplido de los últimos diez años. “No me venga con eso, vecino, que yo sólo soy una mujer que está bien informada porque me preocupo de leer los periódicos bien temprano y tener siempre prendido el televisor”, explicó ella, modosa. “Hoy todos los periódicos y todos los noticieros hablan del desplome”.
“¿Y qué debemos hacer nosotros para cuidarnos las espaldas –pregunté con marcado desasosiego- compramos otra vez atún y sardinas, como para las elecciones; guardamos agua y una linterna?”
La dama, que se dirigía a hacer la compra en un Mercal (es antichavista pero no boba, sabe muy bien dónde venden más barato) retomó fuerzas y me dijo que, desdichadamente, yo no parecía tomarme nada en serio. “Igual que su presidente, todo es una guachafita”, me recriminó.
“La cosa es grave, vecino: fíjese que acá en Caracas, en la Bolsa de Valores, también se han derrumbado las acciones de la Electricidad… Dicen que es porque el señor ése va a nacionalizar todas las empresas y eso hace que se vayan las inversiones extranjeras”, agregó.
“¿Y usted tienen acciones de esas, vecina, cómo es que se llaman… ADR?”, la interrogué con mi mejor cara de pánfilo. “No, vecino, qué ADR ni que ocho cuartos voy a tener yo, si eso es para gente rica”, me respondió la doña.
“Entonces, ¿de qué se preocupa, vecina?”, alcancé a preguntarle, pero no me respondió porque en ese justo momento recibió una llamada por su celular.
Cuchicheó un par de minutos y luego retomó la palabra con aire triunfal: ¡Se fija, qué horror, ahora sí que nos fregamos porque también está subiendo el dólar paralelo!”.
José Pilar Torres torrepílar@hotmail.com
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