(Artículo originalmente publicado el sábado 3 de junio de 2006)
Tienen razón quienes han comparado a la oposición con el Coyote que siempre intenta fallidamente comerse al Correcamino.
En cada episodio de esta serie, los coyotes opositores inventan un nuevo artilugio (marca Acme) para derrotar al incansable Bip-Bip, pero siempre fracasan estrepitosamente y caen por enormes abismos o quedan carbonizados por sus propios explosivos.
En los últimos días, las expectativas coyotéricas se han centrado en una rebelión estudiantil -marca Acme- que, luego de surgir en la siempre agitada y juvenil ciudad de Mérida, habría de extenderse como reguero de pólvora a lo largo y ancho del país, podría decirse, abusando de las frases hechas.
Para mí, los que más se parecen al Coyote no son tanto los protagonistas de cada episodio, sino los señores de los medios de comunicación que los aúpan desde Caracas con la ciega esperanza de quien ha estado años y años persiguiendo al inasible pajarraco campeón de la velocidad y la astucia.
Por ejemplo, era conmovedora la fe que puso Miguel Ángel Rodríguez en que los sucesos de la capital merideña habrían de generar una ola de represión por parte del "rrrrrrrrégimen” que, más temprano que tarde, demostraría que ellos tienen razón cuando dicen que estamos sufriendo una terrible dictadura.
Rodríguez apostó todo a su más reciente ídolo, un supuesto dirigente estudiantil llamado Nixon (hasta por el nombre va mal la cosa) y que, en la historia -marca Acme- del presentador de RCTV, encarna la lucha por la democracia y la autonomía universitaria.
Luego de una vergonzosa jornada en la que los heridos estuvieron del lado de la policía y la Guardia Nacional, la estrella del canal de Marcel Granier recibió el encargo de glorificar al tal Nixon, a pesar de ser un repitiente contumaz y carecer de la principal cualidad que adorna a los nacidos en la Ciudad de los Caballeros.
Su objetivo era lograr que lo hecho por los presuntos dirigentes estudiantiles andinos –marca Acme- fuera imitado por sus congéneres de otros estados, todo ellos con la finalidad de generar un clima de conflicto propicio para acusar a Chávez de matar jóvenes.
Rodríguez salivaba como el Coyote, mientras preparaba la trampa –marca Acme- del siglo. Pero, como de costumbre, el Correcaminos terminó burlándose del estúpido depredador. ¿Cuál será el próximo episodio?
José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com
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