(Artículo publicado originalmente en Todosadentro, sábado 24-06-06)
Henry David Thoreau dijo una vez que si bien las matemáticas no mienten, sobran los matemáticos mentirosos. Y eso que este gran escritor y rebelde estadounidense no conoció a ninguno de esos “expertos” a los que la oposición venezolana apela periódicamente, en su afán de demostrar que cada vez que el presidente Chávez les gana unas elecciones es porque -el muy maluco- les hace trampa.
Usted abre el diario y se encuentra una disertación algebraica destinada a probar que, en realidad, el “teniente coronel” (como a estas personas les gusta llamarlo, suponiendo que así le restan investidura) está usurpando el cargo de Jefe de Estado y se dispone a seguir haciéndolo hasta el infinito de los tiempos.
El más reciente invento de la oposición para demostrar estas infamias ante el mundo es un modelo matemático capaz de detectar inconsistencias en el Registro Electoral, mediante las cuales el “rrrrréginen” pretende perpetuarse en el poder.
A este modelo le vendría bien el nombre de Antiteorema del Chino Chang, en recuerdo de aquel adeco experto en numeritos que montó todos los sistemas del viejo Consejo Supremo Electoral, aquél que según el antichavismo de ángulo obtuso, sí era transparente y confiable porque allí nunca nadie se robó un voto ni puso a votar a un muerto.
Entre los descubridores de este avanzadísimo modelo matemático está un señor que, como era lógico suponer, se ha puesto de moda en la prensa, la radio y la televisión. Este señor llegó a una conclusión propia de una mente brillante: “Aquí en diciembre van a votar hasta los libertadores”.
Ciertamente será así, estimado profesor, tan cierto como que y = f(x) = mx + b. El 3 de diciembre van a salir a votar por miles y miles de Bolívar reencarnados; de Miranda resurrectos; de Zamoras redivivos; de Luisa Cáceres renacidas. Eso, señor matemático, ocurrirá así tan seguro como que 2 y 2 son 4.
Y tampoco hay que ser doctor en ciencias exactas para pronosticar que después de esas elecciones la oposición, derrotada por forfeit, volverá a recurrir a sus matemáticos para demostrarle al mundo que se produjo un fraude más descarado y brutal que el del referéndum revocatorio de 2004, aquél que otro brillante heredero de Pitágoras intentó comprobar mediante la complejísima ecuación en la que la incógnita es un cisne negro.
José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com