Los resultados de las elecciones del 23 de noviembre pasado realmente constituyen una lección de parte de nuestro pueblo para con la dirigencia del proceso revolucionario.
La primera lectura que debemos hacer es la de decidirnos a construir con radicalidad y profundidad el socialismo demandado por el pueblo. En tal sentido, nuestro pueblo está madurando políticamente. Por un lado mantenemos 70% de las gobernaciones, 80% de las alcaldías, 18 alcaldías de capitales y ciudades importantes o estratégicas y más de 80% del control de los consejos legislativos. Estos datos nos quieren decir que el pueblo está resteado por el socialismo y que urge acelerar los mecanismos para su implementación.
Uno de los aspectos claros para tal implementación es el rechazo al burocratismo, a los liderazgos de medias tintas, a la falta de radicalidad revolucionaria y de compromiso ético y a las actitudes clientelistas.
La puesta en marcha de la profundización del socialismo requiere esfuerzos desde distintos ángulos. Desde el punto de vista político se necesita continuar motorizando los espacios de participación comunal como expresión del poder popular. Dejar que la espontaneidad y la creatividad del pueblo se atomicen. No puede quedar por fuera la supervisión de los gobiernos revolucionarios locales, así como la presencia y acciones directas en los gobiernos en manos de la derecha.
En lo jurídico, debemos transformar verdaderamente la estructura legal acorde al socialismo y al mismo tiempo hacer jueces identificados con los principios de justicia revolucionaria.
En lo económico, se tiene que dar el salto en lo referente al control de los medios de producción y en la problemática de la soberanía alimentaria.
Por último, en lo cultural y educativo, hay que generar serios procesos de ideologización y transformar el sistema educativo en un espacio para la construcción de valores socialistas.
La primera lectura que debemos hacer es la de decidirnos a construir con radicalidad y profundidad el socialismo demandado por el pueblo. En tal sentido, nuestro pueblo está madurando políticamente. Por un lado mantenemos 70% de las gobernaciones, 80% de las alcaldías, 18 alcaldías de capitales y ciudades importantes o estratégicas y más de 80% del control de los consejos legislativos. Estos datos nos quieren decir que el pueblo está resteado por el socialismo y que urge acelerar los mecanismos para su implementación.
Uno de los aspectos claros para tal implementación es el rechazo al burocratismo, a los liderazgos de medias tintas, a la falta de radicalidad revolucionaria y de compromiso ético y a las actitudes clientelistas.
La puesta en marcha de la profundización del socialismo requiere esfuerzos desde distintos ángulos. Desde el punto de vista político se necesita continuar motorizando los espacios de participación comunal como expresión del poder popular. Dejar que la espontaneidad y la creatividad del pueblo se atomicen. No puede quedar por fuera la supervisión de los gobiernos revolucionarios locales, así como la presencia y acciones directas en los gobiernos en manos de la derecha.
En lo jurídico, debemos transformar verdaderamente la estructura legal acorde al socialismo y al mismo tiempo hacer jueces identificados con los principios de justicia revolucionaria.
En lo económico, se tiene que dar el salto en lo referente al control de los medios de producción y en la problemática de la soberanía alimentaria.
Por último, en lo cultural y educativo, hay que generar serios procesos de ideologización y transformar el sistema educativo en un espacio para la construcción de valores socialistas.
Martín Zapata
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