domingo, 15 de octubre de 2006

Perros rabiosos periodísticos

(Artículo originalmente publicado en Todosadentro del sábado 14 de octubre de 2006)

Nadie me crea de antemano pero pronostico que en la próxima reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (la cipaya SIP) llevarán una denuncia inédita e insólita: acusarán al rrrrrégimen de entrenar periodistas mordelones que se lanzan como malvados rottweiler sobre el apacible candidato de la oposición mediática y le caen a tarascones. ¡Sale!

Digo que será una denuncia inédita e insólita porque hasta ahora, los reclamos marchan en vía contraria. Es decir, los perros asesinos han sido propiedad de los de los medios privados y la SIP ha tenido la inveterada costumbre de defender el derecho de tales animalejos a lanzar dentelladas sin el menor recato. A eso llaman ellos -por cierto- libertad de prensa.

Pero resulta que el mundo da muchas vueltas y ahora nos encontramos con la circunstancia de que el abanderado de la gran unidad nacional, o sea, Manuel Rosales, está en la mira de los periodistas de presa. El señor no puede pararse por ahí a tomar aliento luego de subir unas escalinatas en Carapita o después de pronunciar uno de sus sesudos discursos, porque le cae encima ese periodista de Venezolana de Televisión que parece estar dedicado a tiempo completo y a dedicación exclusiva a fregarle la paciencia. ¡Perro, Daniel, deja en paz a ese pobre cristiano!

El candidato, hay que reconocerlo, ha tratado de responder. La cosa es que no puede. Entonces, a los cerebritos del comando de campaña no se les ocurre mejor estrategia que irle con el chisme al Consejo Nacional Electoral. Como si la ineptitud de los candidatos para responder preguntas indiscretas fuera causal de conteo de protección.

Rosales no es la única víctima de las mandíbulas de acero de la prensa oficial. El día de la “avalancha”, una joven reportera de VTV le dio una lección al llamado Abuelo Mónster, cuando le preguntó “pero bueno, si usted es abstencionista, ¿qué hace aquí?”. Ledezma sólo alcanzó a mascullar: “Yo no soy un pelotero para que usted me ponga en tres y dos”. Nada, Antonio, no seas optimista: en verdad ya tenías cara e’ ponchao.

Pienso que no es culpa de ellos. Lo que pasa es que los medios contrarrevolucionarios han acostumbrado a los “dirigentes” opositores a preguntas suaves y complacientes hechas por periodistas falderos que bailan la cola. Ahora, cuando algún comunicador los interroga como se debe, dicen que es “hostigamiento comunicacional”. ¡Ay Fifí, no te digo!

Por todas estas razones, apuesto a que la SIP, de un momento a otro, va a realizar la novísima denuncia: ahora, aparte de todos los demás poderes, el rrrrrégimen le quieren quitar a la prensa libre el monopolio de los perros rabiosos periodísticos. ¡Guau!

José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com

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