(Tomado de Todosadentro, sábado 7 de enero de 2006)
La vida está llena de coincidencias. Una vez vi a Vladimir Villegas. Era una asamblea sindical muy candente. Cierto ex dirigente laboral había aceptado un acuerdo tildado de patronal, lo que no fue razón suficiente para protegerlo de un ominoso despido. “Así paga el diablo”, sentenció Villegas al enterarse de la infamia.
¿Dónde está la coincidencia? Pues en que esa fue precisamente la frase que se me vino a la mente cuando leí acerca del disgusto del gobierno de Vicente Fox con su vecino y socio, Estados Unidos, por la decisión de Washington de erigir una muralla a lo largo de la frontera para impedir la inmigración de pobres e indeseables, es decir, de mexicanos.
Vladimir, embajador de Venezuela, recientemente expulsado de México, debe haber recordado ese mismo lapidario aforismo. La diplomacia del ex gerente de la Coca Cola y su remilgado canciller, Ernesto Derbez, ha pasado de la alianza más bochornosa con George W. Bush y Condoleezza Rice en la Cumbre de Mar del Plata, a una protesta plañidera con cierto toque antiimperialista clásico.
No debe ser fácil. Luego de presentarse en la crucial cita de Argentina como el gobernante moderno que acepta los retos del ALCA -actitud certeramente dibujada por el presidente Chávez con el mote “cachorro del imperio”-, Fox ha topado literalmente con un muro.
Las cifras de prosperidad y crecimiento que Fox presentó como alegato a favor del fulano “libre comercio” y en contra del populismo retrógrado, hablan de dos países socios que mantienen las mentadas relaciones ganar-ganar. Pero la fantasía de los números se ha estrellado contra la pared de la verdad.
La dura realidad es que el llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte es libre por “la libertad del libre lobo para entrar libremente al libre corral de las libres gallinas”, como solía decir Antonio Pasquali, cuando era feliz y revolucionario.
La triste queja del gobierno de México por la actitud poco solidaria de EEUU es reflejo de lo que pretende la superpotencia con el tinglado de acuerdos que pretende imponer: pactos para eternizar la servidumbre de los países pobres; leyes internacionales que obligan a los demás a renunciar a las normas internas, mientras el gran imperio se reserva siempre el derecho a aplicar las suyas por sacrosantos motivos como la seguridad nacional y la lucha contra los “malos”, sean éstos terroristas islámicos o simples espaldamojadas que persiguen el sueño americano. Así, Fox, así paga el diablo.
¿Dónde está la coincidencia? Pues en que esa fue precisamente la frase que se me vino a la mente cuando leí acerca del disgusto del gobierno de Vicente Fox con su vecino y socio, Estados Unidos, por la decisión de Washington de erigir una muralla a lo largo de la frontera para impedir la inmigración de pobres e indeseables, es decir, de mexicanos.
Vladimir, embajador de Venezuela, recientemente expulsado de México, debe haber recordado ese mismo lapidario aforismo. La diplomacia del ex gerente de la Coca Cola y su remilgado canciller, Ernesto Derbez, ha pasado de la alianza más bochornosa con George W. Bush y Condoleezza Rice en la Cumbre de Mar del Plata, a una protesta plañidera con cierto toque antiimperialista clásico.
No debe ser fácil. Luego de presentarse en la crucial cita de Argentina como el gobernante moderno que acepta los retos del ALCA -actitud certeramente dibujada por el presidente Chávez con el mote “cachorro del imperio”-, Fox ha topado literalmente con un muro.
Las cifras de prosperidad y crecimiento que Fox presentó como alegato a favor del fulano “libre comercio” y en contra del populismo retrógrado, hablan de dos países socios que mantienen las mentadas relaciones ganar-ganar. Pero la fantasía de los números se ha estrellado contra la pared de la verdad.
La dura realidad es que el llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte es libre por “la libertad del libre lobo para entrar libremente al libre corral de las libres gallinas”, como solía decir Antonio Pasquali, cuando era feliz y revolucionario.
La triste queja del gobierno de México por la actitud poco solidaria de EEUU es reflejo de lo que pretende la superpotencia con el tinglado de acuerdos que pretende imponer: pactos para eternizar la servidumbre de los países pobres; leyes internacionales que obligan a los demás a renunciar a las normas internas, mientras el gran imperio se reserva siempre el derecho a aplicar las suyas por sacrosantos motivos como la seguridad nacional y la lucha contra los “malos”, sean éstos terroristas islámicos o simples espaldamojadas que persiguen el sueño americano. Así, Fox, así paga el diablo.
José Pilar Torres
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