domingo, 11 de enero de 2009

¿Quién puede hablar de Democracia?

Hay temas como los de la Democracia, la Justicia, la Libertad de expresión y los Derechos Humanos, que por muchas disculpas y actos de perdón público, no deberían ser predicados o tratados por factores políticos como la oposición (derecha), los medios de comunicación privados y la iglesia católica, ni en Venezuela ni en la mayor parte de América Latina y el mundo.
Los dirigentes del episcopado (obispos) a veces olvidan los métodos que han sido empleados para su escogencia, por mucho que intenten manipular a los feligreses diciéndoles que el Espíritu Santo los ha puesto donde están. Es necesario decir, que si en términos de legitimidad popular se trata, la iglesia católica es la que menos puede hablar del tema. En esa misma línea, qué fuerza podría tener la voz de los obispos venezolanos (o los de cualquier otra latitud) para criticar un sistema electoral.
El tema de la Libertad de expresión, por cierto muy utilizado y banalizado por estos tiempos, queda extraño en boca de la derecha, de los medios de comunicación privados y de la iglesia católica. Baste una revisión no muy profunda de las páginas de la historia para constatarlo. ¿Dónde estaban los dueños de los medios de comunicación privados cuándo en nuestro país los gobiernos de Acción Democrática y COPEI desaparecían a luchadores sociales y políticos? ¿Cuál fue la palabra del episcopado venezolano acerca de esta problemática? Realmente ese silencio no fue de gratis ni voluntario.
Definitivamente, la oposición requiere de voces nuevas y que estén libres de ataduras y de compromisos, tanto con los agentes de esos factores políticos como con los recientes intentos de golpe y sabotaje. En este momento es sumamente difícil encontrar a un solo vocero opositor con esos requisitos, porque, a fin de cuentas, si no tienen nada que ver con las desapariciones, los atropellos la libertad de expresión, o con actos de autoritarismo (como el de Carmona), han sido cómplices -y nunca se les ha escuchado decir una palabra en contra de ello- y lo seguirán siendo (por la naturaleza de sus objetivos), de todo aquello que atente contra la democracia y atropellarán y satanizarán a quienes representen una amenaza para sus intereses.

Martín Zapata

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