viernes, 29 de septiembre de 2006

IUPOLC AL DÍA

Desde el pasado 8 de septiembre se dio inicio en la sede de Colinas de Bello Monte del Instituto Universitario de Policía Científica (IUPOLC) al curso de Capacitación Pedagógica Para Profesionales No Docentes de dicho Instituto.
Este curso forma parte de un convenio firmado entre el Instituto Universitario de Policía Científica y la Universidad Experimental Libertador (UPEL) y busca capacitar al conjunto de profesionales de diferentes disciplinas y que dictan clases en el instituto número uno en la formación de gerencia policial y formación criminológica, de un conjunto de herramientas que permitirán trasmitir la información al alumnado valiéndose de las más actualizadas técnicas pedagógicas.
La Universidad Experimental Libertador para dar cumplimiento a la convención puso a disposición del IUPOLC de un grupo de profesionales de dilatada experiencia y a quien se le nota su mejor disposición para realizar la tarea encomendada los fines de semana durante los tres meses de duración de este suceso.
Es conveniente resaltar que desde su fundación en el año 1.983 en el IUPOLC , a pesar de la preocupación de las diferentes directivas, nunca se había realizado este tipo de actividad tan necesaria , pues, quienes se han encargado de trasmitir los conocimientos a quienes escogieron esta institución para profesionalizarse, han sido o son técnicos formados en el antiguo Cuerpo Técnico de Policía Judicial (CTPJ) y en el ahora Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminológicas (CICPC) ó profesionales, que en un altísimo porcentaje, carecian de los conocimientos para trasmitir de manera pedagógica las experiencias y las destrezas que deben absorber los educandos. Pero hay una cualidad muy digna de resaltar de estos profesionales, que podríamos mal calificar como profesores empíricos, como la es el amor por la institución.
En cuanto al comportamiento de quienes ahora alternan la cátedra por el pupitre o, de quienes se desempeñan en áreas administrativas del instituto y que pronto ejercerán la docencia, se les nota en sus expresiones y en sus comentarios la alegría que sienten de ser receptores de ese nuevo y valiosísimo instrumental, además, también sienten la alegría de convertirse en los integrantes pioneros de este tipo de cursos. El número de participantes sobrepasa el centenar.
De esta manera el Instituto Universitario de Policía Científica se encamina de manera definitiva en la búsqueda de la excelencia educativa y de su reconocimiento como una Universidad adaptada a los tiempos de cambios que se viven en el país.

Noel Martello

martes, 26 de septiembre de 2006

Te lo juro por las nalgas de María Conchita

(Artículo originalmente publicado en Todosadentro, sábado 23 de septiembre de 2006)

Me dijeron que la razón por la cual María Conchita se presentó de pie en todas sus apariciones en televisión para apoyar a Manuel Rosales, es que recientemente se sometió a una operación para ampliarse las nalgas.

“Cuando una se hace las nalgas debe pasar dos meses sin sentarse”, me explicó una amiga, que algo sabe de eso porque está pensando seriamente en una liposucción (en la barriga, porque de nalgas –dicho sea de paso- está cheverona).

No es que quiera convertir este humilde rincón de Todosadentro en una columna de trivialidades. Lo que ocurre es que el asunto me pareció muy simbólico. Estos intríngulis son muy propios de nuestra oposición tan dada a lo mediático y a lo cosmético. O, como diría Mario Silva: “¡Esto es culpa de Osmel!”.

La contrarrevolución es fiel creyente de que todo puede ser modificado mediante el intervencionismo, sea éste yanqui o de cirugía estética. Si te falta carne en los glúteos puedes ensanchártelos con silicona y seguro que te quedan como los de Jennifer López. ¡Upa, cachete! Si te falta liderazgo, contratas unos asesores que te enseñen unos truquitos infalibles y serás ídolo de multitudes.

Un amigo que compartió el chisme del remozamiento de pompis de nuestra estrella de Hollywood, interpeló a la informante. “Si no pueden sentarse por dos meses, ¿cómo hacen sus necesidades?” (bueno, el uso otra expresión, pero qué más da). Y la candidata a la lipo se escabulló horrorizada: “¡Con ustedes no se puede hablar seriamente!”, lamentó.

Días después me puse a escuchar los argumentos de María Conchita para respaldar a Rosales y comprendí perfectamente que haya decidido tener unas posaderas mejores. Las necesita.

En la Sala Situacional que mis amigos y yo hemos armado en una tasca para atender las contingencias de la campaña, analizamos el tema. El Analista 1 –o sea, mi compadre- advirtió que entre lo de “¡atrévete, salte del clóset!” y apoyos como los de María Conchita, pronto la campaña de Rosales va a ser gozadera pura por lo que, tal vez, gane.

El Analista 2 –o sea, el barman- agregó otro elemento digno de considerar: si el propio candidato Rosales se hizo cirugía plástica para perfilarse la nariz, quién quita que siendo presidente le dé por operarse las que te conté y, en tal caso, ¿cómo puede un jefe de Estado pasar dos meses sin realizar el gesto de poder más característico de todos los tiempos: colocar su honorable trasero en la silla de Miraflores? Ahí sí que se nos puede presentar un vacío de poder.

Finalmente, el Analista 3 –que soy yo-, luego de tan geniales planteamientos, lanzó una reflexión más bien prosaica. “Hay que tener bríos, señor Rosales –dije-. Mire que ponerse a hablar de encuestas puyadas cuando a uno lo respalda María Conchita con nalgas recién hechas”.

José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com

martes, 19 de septiembre de 2006

Desmemorias rosalistas

(Artículo originalmente publicado en Todosadentro, sábado 16-09-06)

El señor Rosales cree que puede ir a Catia sin que le pase nada porque confía en la desmemoria.

En ese sentido es un fiel representante de la clase política y de los sectores sociales y mediáticos que impulsan su candidatura. O sea, escogieron bien, señores.

Según la noción que esa gente tiene, el pueblo nunca se acuerda de nada. Tú puedes golpearlos, machacarlos, humillarlos, despojarles de lo más preciado y, al cabo de un tiempo volver con tu cara bien lavada a pedirles que voten por tí. Basta con tener una buena estrategia publicitaria y de marketing político para que te adoren.

Es más, para los rosalistas (hay que llamarlos de algún modo) la desmemoria popular es un derecho que ellos tienen. Por eso es que cuando alguien les echa en cara lo que hicieron o dejaron de hacer hace unos pocos años, le dicen resentido social, promotor del odio y ese tipo de cosas.

La actuación más prominente que ha tenido el señor Rosales en el escenario nacional ha sido, hasta ahora, su aparición en la autojuramentación de Pedro Carmona Estanga, cohonestando un golpe de Estado. A pesar de lo breve que fue ese gobierno de facto, las barriadas de Caracas pudieron vivir en carne propia su peculiar enfoque acerca de la libertad política y los derechos humanos.

Eso ocurrió hace apenas cuatro años y unos meses, por lo que el sentido común le recomendaría a cualquier individuo que haya sido aliado del régimen carmoníaco, tener mucha prudencia a la hora de acercarse por un barrio de la capital. Pero, claro, ellos confían más en la desmemoria que en el sentido común.

En buena medida, quienes creen en la desmemoria lo hacen porque también creen en la capacidad de los medios de dibujar o borrar verdades y forjar realidades paralelas. Piensan que si decimos muchas veces que el candidato no firmó el decreto de tierra arrasada de Carmona o si hablamos lo menos posible del punto, la mayoría terminará por olvidarlo. Y Rosales podrá presentarse en Los Magallanes como un gran demócrata.

Pero poco a poco se está demostrando que la desmemoria es otro de los tantos mitos creados alrededor del concepto de pueblo. O tal vez sea la prueba de que las cosas están comenzando a cambiar en la mentalidad colectiva.

Desde luego es condenable la violencia y, aunque sea tragando grueso hay que dejar que los dirigentes marcados por su pasado antipopular, hagan campaña en los territorios apaches. Pero es necesario hacerles saber –sin botellas ni piedras, con la palabra- que aquí ya nadie está enfermo de desmemoria.

José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com

lunes, 11 de septiembre de 2006

El “yo no fui” de las captahuellas

(Artículo originalmente publicado en Todosadentro del 09-09-06)

La última estrategia comunicacional de los cerebros opositores es repetir mañana, tarde y noche que los recelos, miedos y ascos que el antichavismo silvestre siente por las máquinas captahuellas, son culpa del Gobierno o, mejor dicho, del “rrrrrégimen”.

Sería hasta gracioso si no fuera algo tan perverso. Hasta hace nada andaban por ahí diciendo que las captahuellas eran artilugios para el fraude y la persecución política y ahora aseguran que esas máquinas no representan amenaza alguna y que su mala fama es una maniobra de los revolucionarios para desalentar a las legiones de votantes que tiene Manuel Rosales.

Estos dirigentes (“bacalaos”, les llama Alberto Nolia) se pasaron casi todo el 2005 diciendo que una de sus condiciones sine qua non para participar en las elecciones parlamentarias era que el Consejo Nacional Electoral retirara las captahuellas, pues estaba demostrado científicamente que éstas servían para determinar por quién había votado cada elector.

El CNE los complació y sin embargo se retiraron, pero esa es harina de otro costal. A lo que voy en este caso es a destacar que casi toda la escuadrilla de líderes, periodistas y analistas opositores sostenía la tesis de que las captahuellas eran peligrosísimas, y lo hacían con la convicción del fanático que defiende un dogma de fe.

Ahora, sin ningún rubor, sostienen todo lo contrario y juran que los votantes le agarraron miedo a las maquinitas de marras por culpa del malvado Chávez.

Hasta los líderes moderados, como el presunto ex ministro de Educación Leonardo Carvajal, se han sumado a este juego de rematrizar la matriz de opinión, diciendo que no hay que creer esos mitos inventados por el Gobierno sobre las captahuellas.

Unos días antes del referendo presidencial, Carvajal había expresado su opinión en un artículo titulado Al pan, pan, publicado en El Universal (martes 3 de agosto de 2004, para quien no me crea). Decía que la Coordinadora Democrática debía concentrarse en exigir la eliminación de “las nefastas máquinas cazahuellas” y exponía numerosas razones para negarse a utilizarlas.

Es que, definitivamente, esta gente es yo-no-fui compulsiva. Ya sabíamos que no les gusta hacerse responsables de sus obras (“yo sólo firmé una lista de asistencia”); ni de sus omisiones (¿se acuerdan del festival de Tom y Jerry?). Ahora comprobamos que tampoco se hacen responsables de sus pensamientos, ni de sus palabras, ni de sus matrices.

José Pilar Torrestorrepilar@hotmail.com

domingo, 10 de septiembre de 2006

Aurelis Cedeño

GESTOS Y ROSTROS DE CARICUAO
 Posted by Picasa

martes, 5 de septiembre de 2006

Hablemos de insultos

(Artículo publicado originalmente en Todosadentro, sábado 2 de septiembre de 2006)

Se ha puesto de moda denunciar el insulto y presentarse públicamente como una pobre víctima de la lengua cochina del adversario. Yo, que soy copión desde mi etapa de preescolar, no pienso quedarme atrás.

Hablemos de insultos. Por ahí hay una gente ofendida porque le dijeron clase media embrutecida y putrefacta. Yo los comprendo porque vengo de un barrio pobre, de modo que pertenezco a la clase popular. En estos últimos años he leído y oído decir –casi a diario- que los de mi clase somos escoria, chusma, horda, vagos, mantenidos, parásitos, ladrones, corruptos y chulos de los programas sociales.

Hablemos de insultos. Por ahí hay una gente que dice que el alcalde Barreto está instigando el odio político contra ellos. Yo los entiendo porque con mucha frecuencia, debido a mis simpatías políticas, se me ha señalado como asesino, terrorista y sicario, todo ello a pesar de que en mi vida -salvo un perro que atropellé sin querer en una autopista- jamás he matado a nadie.

Hablemos de insultos. Un analista deplora que en los medios estatales se haya dicho que para el acto de Manuel Rosales en Caracas trajeron 300 autobuses desde Maracaibo. Yo me siento identificado porque suelo asistir a las actividades políticas convocadas por los movimientos revolucionarios. Lo hago sin que nadie me obligue y sin recibir nada a cambio. Pero un monseñor juró que me pagan 200 mil bolos y un diario muy prestigioso dijo que yo iba a los actos de masas del Presidente porque me daban un bollo de pan y una carterita de ron.

Hablemos de insultos. Unos alcaldes denuncian que se pretende destruir su liderazgo con difamaciones e injurias. Yo los comprendo porque al máximo dirigente de la tendencia política con la que simpatizo, le han llamado, entre otras lindezas, Mico mandante, mono mayor, orangután y gorila.

Hablemos de insultos. Un periodista-opinador dice que a los alcaldes de Chacao y Baruta los persiguen porque son muy trabajadores. Yo entiendo su punto porque he visto como –por sólo mencionar un caso reciente- al nuevo canciller de la República le han sacado a relucir su “vergonzoso” pasado laboral. Le dijeron autobusero.

Hablemos de insultos. Escuché a un defensor de la libertad de expresión diciendo que en programas como La Hojilla y Los Papeles de Mandinga deben ser cerrados porque ofenden a la dirigencia opositora. Estoy de acuerdo, pero el mismo día que cierren todos los programas donde se ofende a la dirigencia revolucionaria. Anticipo que en algunos canales van a necesitar mucha programación de emergencia. Menos mal que tienen a Tom y Jerry.

José Pilar Torres torrepilar@hotmail.com