La problemática de la igualdad entre los géneros ha sido uno de los desafíos a los que han tratado de responder en estos últimos tiempos, tanto sistemas capitalistas como las experiencias socialistas pasadas y las que se encuentran en plena motorización e impulso.
Son innegables las conquistas que se han logrado en cuanto a éste tema, que van desde la existencia de un marco legal que garantice la seguridad social y laboral de los hombres y mujeres hasta la instauración de estructuras reales para la inclusión y generación de igualdad de condiciones; pero aún falta mucho por hacer y profundizar.
Los grupos y sectores de la derecha identificados con las ideas ultraconservadoras, a través de sus aparatos de dominación tales como la normativa moral, la religión integrista-puritanista y las iglesias, los medios de comunicación social, la familia, la escuela y la sociedad; es decir la cultura dominadora, son los principales enemigos del progreso que constituye la igualdad de géneros, a parte de generar no sólo sexismo (machismo) sino otras actitudes contra-humanistas y retrógradas como racismo, clasismo, tecnocratismo, homofobia y la total falta de comprensión en casos de aborto y de uso de métodos anticonceptivos y de protección para evitar enfermedades de transmisión sexual. El catálogo de prohibiciones sobre lo que es malo o incorrecto prescrito por la moral de mínimos se convierte pues en una camisa de fuerza para la liberación interior de la gente y también en una herramienta a favor de la miseria, explotación y desigualdad.
Desde un auténtico proceso de cambio, que debe tener la mirada puesta en la humanidad y en la felicidad de ésta, deben librarse siempre las batallas para conseguir la solidaridad, la equidad, el respeto, el acceso a los bienes materiales y de desarrollo humano y a la permanente emancipación política y mental, se saldará entonces la deuda de justicia histórica que tenemos con mucha gente.
Son innegables las conquistas que se han logrado en cuanto a éste tema, que van desde la existencia de un marco legal que garantice la seguridad social y laboral de los hombres y mujeres hasta la instauración de estructuras reales para la inclusión y generación de igualdad de condiciones; pero aún falta mucho por hacer y profundizar.
Los grupos y sectores de la derecha identificados con las ideas ultraconservadoras, a través de sus aparatos de dominación tales como la normativa moral, la religión integrista-puritanista y las iglesias, los medios de comunicación social, la familia, la escuela y la sociedad; es decir la cultura dominadora, son los principales enemigos del progreso que constituye la igualdad de géneros, a parte de generar no sólo sexismo (machismo) sino otras actitudes contra-humanistas y retrógradas como racismo, clasismo, tecnocratismo, homofobia y la total falta de comprensión en casos de aborto y de uso de métodos anticonceptivos y de protección para evitar enfermedades de transmisión sexual. El catálogo de prohibiciones sobre lo que es malo o incorrecto prescrito por la moral de mínimos se convierte pues en una camisa de fuerza para la liberación interior de la gente y también en una herramienta a favor de la miseria, explotación y desigualdad.
Desde un auténtico proceso de cambio, que debe tener la mirada puesta en la humanidad y en la felicidad de ésta, deben librarse siempre las batallas para conseguir la solidaridad, la equidad, el respeto, el acceso a los bienes materiales y de desarrollo humano y a la permanente emancipación política y mental, se saldará entonces la deuda de justicia histórica que tenemos con mucha gente.
Martín Zapata
No hay comentarios.:
Publicar un comentario