martes, 3 de marzo de 2009

Lucha de clases y conciencia de clase

Al hablar de ricos y oligarcas, no se está haciendo mención o referencia a aquellos que tienen un apartamento de 3 habitaciones en una urbanización (El Paraíso, Montalbán, La Urbina, av. Victoria, etc.), o que posea 1 ó 2 vehículos, ni tampoco al que construyó su vivienda sobre el techo de platabanda del negocio que ha levantado con pulso y que esté ubicado en cualquier populosa avenida (San Martín, Sucre, Andrés Bello, etc.).
Un rico u oligarca, no es un profesional jubilado del sector público, que después de 25 a 30 años de servicio, haya comprado con las prestaciones sociales una casita de playa en Higuerote, ni tampoco aquel que viva del alquiler de una propiedad.
Un rico no está pensando en lo costoso que sale la consulta, o la terapia o la intervención quirúrgica en una clínica privada.
En estos tiempos se toca mucho el tema de la división, se dice que estamos divididos, que antes no era así, etc. Por su puesto que si una persona que no sea rica, se cree oligarca, es obvio que tenga la falsa idea que los pobres les van a quitar sus pertenencias.
Pero la división, siempre ha existido, es la lucha de clases. El problema se da cuando nos creemos algo que no somos y pensamos que los verdaderos ricos quieren a los pobres y desean el bienestar común.
Todos aquellos que dependemos de un salario (quince y último, semanal, mensual, etc.), cesta-ticket, bonificaciones y viáticos o que trabajan por cuenta propia, con títulos académicos o sin ellos, con carro propio o en esos trámites, quienes tengan que hacer colas en el banco, en el consultorio, en el supermercado, en la oficina de pagos del teléfono o de la luz y en cualquier otro lugar, no es rico ni oligarca.
Somos asalariados porque el sistema capitalista le ha puesto un precio a nuestra fuerza de trabajo, a lo que sabemos hacer y hemos aprendido. No traicionemos a los que están en desventaja ni pensemos que la oligarquía nos va a aceptar sabiendo nuestra procedencia.

Martín Zapata

1 comentario:

Patricia M. Sartor dijo...

perfectamente explicado...

La clase media burguesa de hace 100 años no es la clase media burguesa de ahora...

Aquella era la dueña de la vida de todos sus obreros o peones rurales...

Me parece que el grupo social que vino a reemplazar el espacio de aquella burguesía en la actualidad (hablo de mi américa nativa) es el terrateniente y el dueño de grandes empresas, heredero de fortunas y tierras que nunca fue burgués sino clase alta...

La llamada clase media del siglo XX y XXI está compuesta por obreros calificados con sueldos superiores a los obreros de "mala muerte" y profesionales que trabajan como asalariados, el viejo sueño de hace 100 años con el que los inmigrantes europeos en mi américa nativa soñaban "mi hijo el doctor o mi hijo ingeniero" se trastrocó en el sueño de un hijo con salario un poco superior al promedio, pero no tanto... Hoy los médicos, ingenieros, abogados, arquitectos, profesionales que se dedican a la enseñanza universitaria, o sea, los "cerebros", son asalariados de empresas privadas o del estado y distan mucho de tener una seguridad económica que les permita sostener su nivel deseado de consumo.

La clase media es la clase de los que no aceptan lo que son y en lugar de luchar para destruir el sistema de castas que los condena a ser serviles, se rinde ante el dinero y lo reverencia satisfaciendo con él sus deseos, deseos vanos y satisfechos a medias, sólo para el "qué dirán los demás"...

La clase media no tiene colchón donde caer muerta, vive endeudada aún más que los pobres, cuya deuda es incobrable, aún más que los ricos cuya deuda es incobrable...

La clase media es el trabajador descastado... es una clase que ni clase debiera llamarse... sólo debería decirse de ellos: "los seres sin clase"

Gracias por tu reflexión Martín, en serio, muy buena.