Las
jornadas del 11 al 13 de abril de 2002 son recordadas con dolor pero
también con lecciones que han sido importantes desde entonces para
la consolidación del proyecto bolivariano y chavista.
Si
no hubiese sido por la línea de resistencia que el pueblo estableció
en los alrededores del Palacio de Miraflores, en Caracas, y en otros
sitios importantes de Venezuela, la dictadura fascista de sectores
empresariales y políticos de la extrema derecha se habría impuesto
definitivamente.
El
Comandante Hugo Chávez contó en un programa conmemorativo del 11A
que el pueblo empezó a llegar a Miraflores luego de que los
políticos y medios antichavistas apelaran a su versión
insurreccional de "hasta el final", con la que dirigieron
la marcha opositora convocada ese día hacia la sede de gobierno.
Provenía desde lejos, desde las afueras de Caracas, de las lomas y
las montañas adyacentes: Petare, La Guaira.
El
pueblo, consciente del peligro que se avecinaba, empezó a
establecer, sin que nadie lo hubiera ordenado, una línea de
resistencia. Un grupo de militares traidores logró inmovilizar casi
toda la Fuerza Armada y replegó tropas, Guardia Nacional, cuerpos de
seguridad, dejándole el campo libre a la marcha opositora. El
Comandante Chávez comparaba la maniobra golpista con un partido de
fútbol: se retira la defensa y amarran al portero. Algo así
ocurrió. El pueblo entendió el guión y llegó a Miraflores,
estableció una línea de resistencia, trincheras, y asumió su
papel, acompañado por un firme grupo de soldados patriotas.
Los
ejecutantes del golpe venían por varias direcciones. Por El Calvario
iba una avanzada muy violenta, con armas largas, granadas de mano;
una fuerza de combate paramilitar en buena parte formada por
militares traidores y sicarios. Por la avenida Baralt trataron de
operar, al igual que por el liceo Fermín Toro, organizados en varios
frentes de marcha, cada uno con una vanguardia violenta y golpista.
Los francotiradores estaban bien ubicados, lograron controlar las
alturas predominantes en los alrededores, quienes chocaron con la
resistencia de un grupo patriota de guardias nacionales y soldados de
la Casa Militar, la Guardia de Honor, sin hacer uso de armas de
fuego: esa fue la orden del Comandante Chávez.
Hasta
el último minuto
El
golpe del 11 de abril se fue tejiendo en vivo y directo, a vox
populi, disfrazado de reclamos sociales y democráticos y de una
bandera falsa, que fue el asesinato de civiles inocentes con motivos
políticos para criminalizar al Gobierno Bolivariano, una táctica
que han repetido hasta la saciedad desde entonces. La única forma de
evitar el golpe habría sido que el Comandante Chávez se hubiera
entregado a la mal llamada burguesía venezolana y al imperio. Esa
era la única forma de evitarlo, pero el Comandante nunca retrocedió
y el pueblo lo respaldó.
Sin
la línea de resistencia y el grupo de soldados patriotas, la marcha
fascista habría concluido su objetivo: asaltar el Palacio de
Miraflores y asesinar a Chávez. Por eso, cada 11 de abril rendimos
tributo a los mártires de Puente Llaguno, al pueblo sin armas que
puso resistencia a las balas del fascismo.
El
Comandante Chávez siempre agradeció los esfuerzos del pueblo
durante aquellas jornadas. Dijo en el mencionado programa que
"gracias al sacrificio de ellos yo estoy vivo, y por eso, ¿qué
me queda? Luchar, luchar y luchar hasta el último día de mi vida.
Hagamos realidad ese sueño por el que ellos murieron, como tantos
mártires a lo largo de estos años". Palabras que tienen una
clara actualidad.
El
enemigo tomó el control el 11 de abril, había vencido
momentáneamente el fascismo. El 12 comenzó la rebelión
cívico-militar para restaurar la Revolución Bolivariana al poder.
La Guardia de Honor permaneció leal y se unió a la línea de
resistencia popular que se había congregado en los alrededores del
palacio de gobierno.
Ahora
tiene diferentes rostros, más envejecidos, pero el mismo enemigo
estaba paseándose por los pasillos de Miraflores aquel 12 de abril,
celebrando, dándose abrazos. El Comandante Chávez comentó que "se
abrieron los cementerios de la IV República y llegaron aquí los
cadáveres insepultos, tomaron esto creyendo que ya el mandado estaba
hecho".
Pasaron
por la escuela del fascismo en aquella ocasión y siguieron empleando
esas prácticas. Muchos de los factores opositores que estuvieron
involucrados y apoyaron o dieron el visto bueno a la brevísima
dictadura de Pedro Carmona Estanga siguen llamando al golpe, a la
insurrección, a la insubordinación militar contra el gobierno y el
Estado. La conspiración continúa para desestabilizar el país, para
cometer magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro. Siguen
tratando de sabotear el sistema eléctrico, la industria petrolera,
la economía nacional.
13
de abril: Alternativa al fascismo
Ante
los planes del fascismo golpista, la responsabilidad que tenemos las
y los venezolanos es continuar fortaleciendo lo fértil del proyecto
bolivariano, enfrentando y derrotando dichas facciones o la que surja
en cualquier campo de batalla.
El
13 de abril, una operación militar con amplio apoyo popular restauró
el poder presidencial a Chávez y con ello se inauguró una nueva
etapa del proceso revolucionario.
Fue
después de ese día cuando comenzamos a hablar de antiimperialismo
y, luego, de socialismo. El golpe y su contragolpe contribuyeron
poderosamente a perfilar mucho más el rumbo de la Revolución
Bolivariana y a profundizarla. El llamado desde entonces ha sido el
de seguir cincelando mejor ese rumbo, como también lo advierte
constantemente el presidente Maduro.
Las
jornadas del 11 al 13 de abril pudiéramos compararlas con la
resistencia exitosa a la invasión estadounidense de Playa Girón
contra la revolución cubana. Una analogía histórica que muy
posiblemente quepa mencionar en cuanto al giro que dieron ambos
procesos, cubano y venezolano, tras la intervención directa de
Estados Unidos.
"Gracias,
medios de comunicación"
Pasemos
a analizar lo que de allí derivó en cuanto a política e historia,
geopolítica y tecnologías para el "cambio de régimen".
Se trata de registrar los fenómenos, más allá de lo que ocurrió
en sí, hacia otras dimensiones.
Siendo
el primer golpe mediático en la historia, se debe resaltar el
carácter político de los medios de comunicación privados en
Venezuela, desde los tiempos cuando los principales canales de
televisión y de prensa comenzaron a influir en la opinión pública
a favor o en contra de ciertas corrientes y acciones de partidos
políticos, movimientos sociales y programas administrativos que
tendrían gran influencia en la dinámica nacional.
Marcel
Granier, presidente de RCTV, tuvo un papel esencial durante el golpe
de 2002, con su televisora ejerció un bloqueo informativo de los
sucesos en Caracas que concluyeron en el secuestro del presidente
Chávez, bajo una política de "cero chavismo" en las
pantallas durante el 11 de abril, introduciendo en su lugar una
narrativa que dio paso no a la información sino a la construcción
sentimental de un consenso a favor del cambio de régimen que ocurría
en tiempo real.
Recordemos
la expresión en el programa televisivo de Napoleón Bravo el 12 de
abril de 2002: "Gracias, medios de comunicación".
Podemos
observar que lo mismo está ocurriendo con Rusia a lo largo de la
geografía occidental con los cierres de canales y restricción y
censura de portales web de RT y Sputnik a través de los
conglomerados mediáticos y de la Big Tech, los cuales cercenan de
raíz la emisión de información y análisis divergentes a la
cobertura estadounidense y europea, no solo de la Operación Militar
Especial rusa en Ucrania, sino de todo suceso a lo largo y ancho del
mundo.
Este
factor produce, al mismo tiempo, una modificación en la recepción
hacia todo lo ruso, traducida en una actitud de hostilidad y de
"cancelación cultural" que se derivan, en su proceder, en
abril de 2002 —y en adelante—, cuando se vieron motivados hacia
todo lo chavista desde los medios y voceros políticos del extremismo
opositor, abiertamente protegidos por el paraguas estadounidense. En
esta arista hay una continuidad de los procedimientos, con
motivaciones políticas y culturales de disparadores hacia lo
mediático.
Que
el trabajo de RCTV y El Nacional, entre otros medios, haya producido
consecuencias políticas no es una casualidad; tampoco lo es que
derivara en una agenda fascista de persecución y "cancelación"
del chavismo los días 11 y 12 de abril. El golpe mediático
retroalimentó el golpe político.
En
ese sentido, también hubo una prolongación de la labor
política-mediática de Granier, desde la década de 1970 hasta 2006,
año cuando termina la concesión oficial de RCTV para su transmisión
en el espectro comunicacional venezolano.
En
la franja internacional del golpe y el caos
Por
otro lado, desde el punto de vista internacional, Estados Unidos
estaba llevando a cabo acciones en diferentes escenarios geopolíticos
que tuvieron consecuencias en distintas dinámicas nacionales en
2002.
En
2001 ocurrió la invasión de Afganistán, y a principios de 2003 la
Casa Blanca —entonces gobernada por George W. Bush— se preparaba
para la invasión a Irak.
En
2002, luego del golpe y contragolpe en Venezuela, el Departamento de
Estado norteamericano designó a Corea del Norte, Cuba, Irán, Irak,
Libia, Sudán y Siria como "Estados promotores del terrorismo".
Desde entonces, la ofensiva económica, financiera y comercial contra
todos esos países fue incrementándose con los años, y en algunos
las operaciones militares estadounidenses los caotizaron, inclusive
hasta llegar a cambios de régimen: Irak, Libia, Sudán. En Siria,
donde aun existe una base estadounidense que ocupa parte del noroeste
rico en yacimientos petroleros, no pudieron derrocar el gobierno de
Bashar al-Assad; sin embargo es un espacio que persiste como fuente
de logística y protección para terroristas del ISIS y Al-Qaeda.
Venezuela
compartía un sitio en las aspiraciones occidentales de cambio de
régimen en el mapa geopolítico. Si bien el control de las agendas
nacionales ya no es una prerrogativa de Estados Unidos no solo en la
República Bolivariana sino en varios de los países mencionados, en
su momento, siendo nuestro país uno que en todo el siglo XX orbitó
bajo la gravedad influyente de Washington, desde la capital
estadounidense se creía que en virtud del formato del golpe de
Estado y el establecimiento de un gobierno liderado por empresarios y
políticos —que hoy disfrutan de su protección— podría obtener
el mismo resultado que planificaban para Irak y, posteriormente,
Libia.
Que
las jornadas de abril de 2002 concluyeran en un rotundo fracaso no
significaba que la Casa Blanca iba a dejar de insistir en acciones
destituyentes. Luego vino el sabotaje petrolero, liderado por los
mismos factores del golpe meses antes, entre ellos la Confederación
de Trabajadores de Venezuela (CTV), Fedecámaras, cierta cúpula de
PDVSA y la Coordinadora Democrática, hechos que produjeron pérdidas
calculadas en unos 16 mil millones de dólares, de acuerdo con el
Ministerio del Poder Popular de Petróleo.
Luego,
en 2005, el Comandante Chávez denunció la Operación Balboa,
llamado "Ejercicio Específico Planeamiento Operativo Balboa",
que formó parte del Segundo Curso de Estado Mayor Conjunto de las
Fuerzas Armadas españolas en mayo de 2001, al cual asistieron
oficiales invitados de varios países. Consistió en un ejercicio
marcial del ejército de España, miembro de la OTAN, realizado entre
el 3 y el 19 de mayo del mencionado año. Es probable que la
Operación Puma, un ensayo castrense argentino que se dio entre abril
y junio de 2019, cuya misión fue la "invasión humanitaria"
de Venezuela bajo el formato de coalición multinacional, sea una
continuación estratégica de Balboa.
En
la década del 2000 la Casa Blanca produjo una serie de
intervenciones militares, abiertas y encubiertas, algunas exitosas y
otras que culminaron en fracaso, para modificar el cuadro
internacional a su favor. En este marco de operaciones puede leerse
el golpe de abril, teniendo en cuenta que los sujetos que lo
protagonizaron tienen estrechas conexiones con el establishment
estadounidense (léase Leopoldo López, Julio Borges, Iván
Simonovis, Pedro Carmona Estanga, María Corina Machado).
No
se debe olvidar, como incluso lo reportó El País de España en su
momento, el papel del Pentágono en los sucesos golpistas:
"El
teniente coronel estadounidense James Rodgers, instalado en el quinto
piso de la Comandancia del Ejército, habría asesorado a los
generales que desobedecieron a Chávez y permanecido con ellos hasta
su derrota. El portavoz de la embajada norteamericana, John Law, negó
una complicidad que no parece descabellada porque el embajador de
Estados Unidos, Charles Shapiro, acompañado por el de España,
Manuel Viturro, se entrevistó con Carmona después de que este
hubiera disuelto el Congreso y se dotara de la facultad de legislar
por decreto hasta la convocatoria de elecciones".
Abril
de 2002 en Venezuela estaba interconectado con diferentes aristas
geopolíticas, en medio de varios movimientos militares de Estados
Unidos y la OTAN en la región (Haití en 2004), en el Sudoeste
Asiático y en África. Una tachuela más en el mapa de operaciones
occidentales.
Para
terminar, si trazamos una línea histórica de las acciones y
motivaciones destituyentes por parte del antichavismo en Venezuela,
podremos notar la continuidad existente entre los factores y actores
que operaron en abril de 2002 y el resto de los intentos golpistas a
lo largo de las últimas dos décadas.
Ya
hemos mencionado a los políticos Leopoldo López, Julio Borges y
María Corina Machado, pero tampoco se debe desestimar el papel de
Henrique Capriles, firmante del Decreto Carmona y protagonista del
asedio a la embajada de Cuba en Caracas, un delito tipificado en los
códigos de Derecho Internacional.
El
Estado español, asimismo, al igual que Estados Unidos, tiene una
cuota de responsabilidad en muchos escenarios destituyentes, incluida
la protección de Leopoldo López tras su fuga.
Abril,
hoy
Por
su parte, el sector empresarial venezolano tuvo una función
importante durante los años más intensos de guerra económica
interna, sobre todo en la desorbitada alza de precios que, en parte,
provocó una inflación con pocos precedentes en la historia
republicana. La combinación de este escenario con el bloqueo y
embargo de la economía nacional por parte de Estados Unidos fue un
caldo de cultivo ideal para diversos planes golpistas en la última
década que el gobierno del presidente Nicolás Maduro tuvo que
enfrentar, con éxito y dando actuales réditos políticos.
La
mediática antichavista sigue desbordada en su capacidad de emitir
ráfagas de bulos, noticias falsas y canales para la manufactura de
consensos entre su audiencia. Entre uno y otro intento destituyente,
su papel sigue teniendo un sentido nodal en la guerra informativa y
en el teatro de operaciones de las manipulaciones psicológicas,
sobre todo el sector que bebe de la fuente Usaid, NED y demás ONG
asociadas.
Buen
grado de que a Juan Guaidó se le haya "reconocido" como
"presidente interino" recae sobre la narrativa mediática
que se hace eco del mandato estadounidense en el espectro nacional e
internacional, un vivo ejemplo del sesgo informativo que se vivió en
abril de 2002. A su vez, sirve como correa de transmisión para el
mensaje de odio político y cultural de todo lo que hace, piensa y
representa el chavismo desde aquellos días. Nada ha tenido mayor
continuidad que la denostación avalada por los tribunales mediáticos
y la Big Tech a favor del antichavismo.
En
respuesta, el Estado venezolano ha generado una fibra que compromete
a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) con los procederes y
expectativas de la población politizada y organizada en el chavismo,
esa hechura originalmente chavista denominada unión cívico-militar,
que ha tenido oportunidades para demostrar que puede replicar los
contragolpes de los abriles que se desencadenen.
Podemos
hablar de la Batalla de los Puentes en febrero de 2019 y el
desmontaje de la Operación Gedeón en 2020 como un botón clarísimo,
pero asimismo mencionar la experiencia de los CLAP —muy
especialmente en otras regiones del país fuera de Caracas—,
teniendo en cuenta que el área económica y social es una de las
aristas más importantes en la estrategia de golpe continuado contra
la República Bolivariana, pues existe la expectativa opositora de
que la ciudadanía tome la iniciativa de derrocar el Gobierno
Bolivariano —como en 2014 y 2017—.
Probado
a fuego durante más de 20 años, la mejor arma que tiene Venezuela
para contrarrestar las tentativas de segarle el derecho a existir
como nación independiente y soberana sigue siendo el Gobierno
Bolivariano y la FANB, en conjunción con el pueblo movilizado como
actores integradores.
https://misionverdad.com/venezuela/golpe-y-contragolpe-en-el-siglo-xxi-abril-hoy