jueves, 25 de agosto de 2011

El censo torpedeado por los contrapatria


A partir del primero de septiembre y durante tres meses se desplegararan por todo el territorio nacional dieciocho mil empadronadores con la intención realizar el décimo cuarto censo nacional de población y vivienda. Es muy importante que sepamos como identificar al personal indagador, es recomendable que visite http://www.aporrea.org/actualidad/n187173.html . En esta página se explica visualmente las instrucciones.

Las preguntas que harán las personas encargadas de hacer el registro están publicadas en la página del Instituto Nacional de Estadísticas. Es decir el cuestionario es del conocimiento público. http://www.ine.gob.ve/CENSO2011/documentos/actualidad/documentospdf/Cuestionario_Censo_2011.pdf

Según resolución de la Organización de las Naciones Unidas los censos deben de realizarse cada diez años. Este tiempo es considerado como prudente para obtener la información actualizada que arroja el instrumento escrutador.

Pero debemos saber que es un censo y el Instituto Nacional de Estadística lo aclara: El censo es una operación estadística orientada a obtener datos sobre la totalidad de los elementos que componen el universo en estudio, y que generan información, fundamentalmente de tipo estructural. En el caso de los censos nacionales de población y vivienda, se trata de cuantificar y revelar las principales características de las viviendas, hogares y personas de un país. http://www.ine.gob.ve/CENSO2011/index.htm .

De esta definición se puede encontrar la importancia de los censos y ésta radica en que con la información obtenida se pueden planificar políticas demográficas, sanitarias, educativas, asistenciales, medioambientales, etc. así como evaluar los resultados de las mismas.

Entonces la oposición venezolana incurre en una nueva torpeza al tratar de entorpecer el desarrollo del XIV Censo de Población y Viviendas, ya lo intentaron en el censo del 2001, con unos argumentos poco convincentes y cuando dicho censo está a punto de comenzar. Si ella piensa seriamente en gobernar tiene que planificar y los resultados obtenidos del censo es el instrumento ideal. Pero con esa actitud demuestra que no tiene proyecto de país.

Con razón el presidente Hugo Chávez les demanda respuestas “A aquellos que atacan aquí con furia nuestro modelo y dicen que es un fracaso, valdría la pena preguntarles, sobre todo ahora que hay tantos precandidatos recorriendo el país, por qué no explican su programa, cuál es su proyecto, con argumentos y que se abra el gran debate en todos los niveles de la economía”.

Pero la oposición permanece MUDa.

Noel Martello

martes, 16 de agosto de 2011

Oncólogos de otoño

Ahora a todo el mundo le dio por la oncología. No existe país en el universo donde sus criaturas sepan más de tumores y sus derivados que en Venezuela. A raíz de la enfermedad que se encaprichó o ensañó con nuestro Presidente, hasta el más corto de mente se hizo experto en cáncer. Y aquel que por pura falsa modestia reconoce que no sabe una papa de células malignas, de inmediato agrega que, no obstante, tiene una prima segunda cuya hermana es casada con un médico con postgrado en el Padre Machado, además del Phd (como lo leen) en el mismo Memorial Hospital for Cancer de New York… y así sucesivamente.

Años atrás, entre 2002 y 2004, la nota era ser militarólogo, una especialidad con una sola especialista en Venezuela y cuidado si en América: la señora San Miguel, cuyo campo de conocimiento últimamente se ha visto invadido por unos cuantos aficionados, asomados y diletantes que no saben nada de la cosa. Por los días de la Carmonada, todo el mundo tenía una cuñada que tenía una prima y así hasta llegar a un nexo de consanguinidad en segundo grado con algún mayor de Casa Militar o un sexagenario coronel de las milicias.

Los militarólogos pertenecen a la etapa de la coordinadora democrática, pese a que enterrada esa difunta, cada cierta tarde alguno asoma por allí su cadáver insepulto de experto en cuestiones marciales, esto es, en golpes y asonadas o como diría la especialista citada supra: en coup d’État. Los oncólogos, en cambio, son de más acá, de esta etapa brumosa de la oposición denominada de la mesa de la unidad, abreviada por unos como MUD y por otros como MUS, o sea, mesa de los United States, dicho así de lo más spanglish.

La esquizofrenia mediática que hasta ayer no más pregonaba que nuestros hospitales no servían para nada, hoy informan que son los mejores del mundo en materia de cáncer, por lo que exigen al Presidente atenderse aquí en lugar de hacerlo en Cuba, donde arriesga su vida al ponerla en manos de la dogmática quimioterapia marxista leninista. ¡Vean pues, los medios preocupados por la salud (y sobre todo por la vida) del comandante Chávez! Cosas veredes, paramédico Sancho.

Los columnistas de la gran prensa y los impenitentes opinadores de la televisión hacen pulso y gala de sus enciclopédicos conocimientos oncológicos. El país ha podido leer y oír pasmado sus diagnósticos devastadores y pronósticos lapidarios. No se quedan allí, los tipos recetan. Los más impacientes hablaron incluso de un desenlace que el paciente, de puro terco, cada día contradice. Y por los vientos que soplan, no parece dispuesto a complacerlos. Para estos oncólogos mediáticos, esa actitud del enfermo en nada ayuda a la ciencia y es típica, rezongan en la MUD, del autoritarismo de Chávez. Una prueba más, pues, de que vivimos en una tiranía, por si a alguien le quedaba duda.

Estos súbitos oncólogos, en su ejercicio ilegal de la profesión, leen la semiótica de la enfermedad en los gestos y paramensajes del paciente. Si Chávez habla con seriedad de su mal, gritan que eso evidencia la fase terminal, que se está muriendo, exigen un parte médico, le piden la renuncia ya, ahorita mismo y hasta le exigen a la Mud que prepare la hoja de ruta para la transición. En cambio, si el presidente hace humor de su cáncer, chillan que es un mentiroso, que no tiene nada y todo es un montaje para recuperar la popularidad perdida porque apenas la tiene en un ridículo 60 por ciento. Si por el contrario el comandante ni habla ni ríe, entonces lo acusan de someterlos a la insufrible dictadura del silencio, una práctica propia de la más descarnada convalecencia totalitaria.

Earle Herrera

earlejh@hotmail.com